Cobarde es quien cierra los ojos. Para Teresa Blanco.- Carmen Charo
Fecha Sunday, 09 May 2004
Tema 020. Irse de la Obra


Para Teresa Blanco

Teresa, ¿te conozco? Me suena tu nombre de mis tiempos por la delegación de Valencia. ¿Eres tu?.

A mi no me incluirás en tu concreta y persistente acusación ¿no?. Yo he dado mi nombre completo y puedes saber dónde vivo, te lo digo por si quieres ponerte en contacto conmigo. Pero te diré, que en esta página no hay ni un cobarde, sino miles de prudentes, que saben que no pueden permitirse que el monstruo de la obra haga daño a sus hijos, a sus padres, o haga desaparecer su trabajo, o quién sabe qué, porque la obra para el mal tiene una iniciativa ilimitada.

Mira, para salir de la obra hace falta ser bien valiente. Hace bien poco supe de una numeraria que después de un montonazo de años en la obra y encargos de mucha responsabilidad interna, había dejado la obra a sus casi 60 años y estaba trabajando de forma precaria, sin miedo al futuro, sin miedo a las lógicas limitaciones físicas que llegan con la edad, y sin contar con recursos materiales... ¿Esto es ser cobarde?

Cobarde es quien está dentro de la obra y cierra los ojos cuando ve que se van las personas destrozadas física y psicológicamente, sin un duro en el bolsillo, como justo pago a sus muchos años de servicio abnegado, y además yéndose en silencio, como traidoras, mintiendo a sus propias hermanas acerca de los motivos de su marcha...

Cobarde es quien ve cómo se manipulan las almas de los que están dentro y de los que se quiere pescar, y mira para otro lado.

Cobarde es quien lleva una doble vida dentro por miedo a ser sincera consigo misma, por miedo a las dificultades exteriores, por miedo a vivir, a ser LIBRE...

No Teresa, nosotros no somos cobardes. Al revés, hemos sido, todos, bien valientes diciendole SI a la VIDA, a la LIBERTAD, a DIOS. Hemos sido honestos con nosotros mismos y con los demás, hemos escuchado la voz de Dios, la voz de la conciencia y no la del miedo y la hipocresía y hemos roto con lo que hiciera falta.

Aqui hay testimonios bien sobrecogedores y es imposible que de su lectura saques la conclusión de que somos cobardes.

Perdona, ¿pero no serás tú la que tienes un miedo de muerte?

Si eres tan feliz, ¿por qué tanta amargura? Porque dices poco, pero lo poco que dices resulta obsesivo y reconcentrado. No se te ve precisamente con el alma esponjada y dichosa.

Si necesitas ayuda, ya sabes...

Un abrazo y ¡sé valiente!

Carmen Charo







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