En la carta del prelado (febrero -2010) publicada ayer jueves en la web oficial de la prelatura, añade un último y breve párrafo sobre la audiencia que tuvo con el Papa el día 21 de enero:

“Hace unos días, el Santo Padre me recibió en audiencia privada. Le llevé el cariño y la oración de todas y de todos, asegurándole que constantemente rezamos por su Persona y por sus intenciones. Sigamos así, bien unidos al Sucesor de Pedro y también a todos los Obispos, sacerdotes y fieles de la Iglesia. Benedicto XVI quiso bendecir toda la labor apostólica de los fieles de la Obra y a cada una y a cada uno.”

Me pregunto si una audiencia privada con el Papa da para tan poco porque, parece por las palabras del prelado, que el Papa estuvo mudo y, después de escuchar el breve discurso de monseñor Echevarría, se levantó de su silla para darle la bendición. Pero este Papa, mudo, lo que se dice mudo, parece que no es.

Y, a continuación de ese párrafo, el prelado se despide en su carta con:

“No es preciso que os recuerde que confío mucho en vuestra oración por mis intenciones. Continuad rezando con generosidad.

Con todo cariño, os bendice

vuestro Padre

+ Javier

Roma, 1 de febrero de 2010.”

Me pregunto también por qué sus intenciones tienen que ser secretas. ¿Por qué tienen que rezar, monseñor? Porque, a lo mejor, los fieles de la prelatura están rezando por algo que no es bueno para la Iglesia ni para Benedicto XVI.

Un abrazo de feliz fin de semana,

Agustina L. de los Mozos