LA HISTORIA DE RUSSELL.- Maurina
Fecha Wednesday, 13 January 2010
Tema 020. Irse de la Obra


Hola y Feliz Año a todos,

La historia de Russell me ha hecho recordar la misma sensación de esquizofrenia que, en mi caso, sentí en mis últimos tiempos en el Opus Dei. Aparte de los detalles de gente concreta que cita, el episodio de no poder asistir a la presentación de la tesis de su hermano me ha parecido un punto culminante y me ha recordado el que creo que fue el mio.

En mi caso, estaba en la Escuela de Práctica Jurídica que se puede hacer al acabar la carrera de Derecho en España para poder ingresar en el turno de oficio (eran los años 1997 y 1998). A final de curso, como es habitual, se organizó una cena y, por supuesto, como dice Russell, tuve que pedir permiso literalmente. El director, al plantearle el asunto, me preguntó ¿Van a ir chicas? y yo contesté que suponía que sí porque aún no sabía quién iba a ir pero quizá con la esperanza de que la suposición y no certeza de ese dato pudiera influir a favor de la decisión final. La respuesta fue no. Eso fue determinante para mi. ¿Cómo cabe esperar que estemos en medio del mundo si el mundo real no lo podemos tocar y debemos escondernos y protegernos ya que todo el mundo es el mismo diablo?

A partir de ahí, me apagué como una vela, me escondí, no hacía nada y nadie me decía nada hasta que me fui.

El consejo del amigo de Russell es el mejor que podía dar en mi opinión. El único pero sería que una decisión de ese tipo, por muy seguro que quiera estar uno, es difícil de hacerla convencido. Cuando uno se ahoga, el instinto es sobrevivir y, como hizo Russell, tras el gesto de ir al oratorio a repensar el asunto, cogió el coche y se marchó.

En cuanto a los consejos tras la marcha no voy a dar ninguno. Cada persona es un mundo literalmente y tus válvulas de escape y coger aire pueden ser las que te vayan mejor aunque no le gusten a nadie más. Lo que sí es cierto es que, habiendo perdido unos años básicos para el desarrollo de una persona (de la adolescencia a la adultez) tendrás que recuperar esto como te vaya mejor pero tendrás que hacerlo.

Yo intenté en un primer momento aferrarme a la seguridad del "plan de vida" que llevaba en el Opus Dei. De hecho, supongo que era lo único que conocía. Hoy en día, bastantes años después, sigo meditando pero de modo muy distinto. Lo hago porque quiero y no porque si no lo hago arderé en el infierno. Es más, el infierno y el cielo los tenemos aqúí y ahora. En cada momento escojo lo que quiero. Es así de simple y de difícil también. Cuesta un poco (tampoco tanto) intentar en cada instante escoger lo que nos haga felices aunque, a veces, parezca que vayamos contra el mundo. Últimamente voy bastante en contra de muchas cosas pero soy más feliz.

En fin, no sé si esto te va a ayudar pero si lo lees estoy convencido de que sí.

Un abrazo,
Maurina 









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