Lamentablemente lo que tanto combatio el Fundador en la Iglesia y en su propia vida -la burocratización de la existencia-, es lo que la institución predica y promueve entre sus propios miembros.

 

El Fundador siempre intentó escapar de los moldes rígidos de su época para crear algo nuevo en su vida y en la vida de la Fe.

 

No es extraño que una institución que concibe la existencia como una sucesión de actos burocráticos (tanto en el trabajo como en la vida cristiana) no termine por dejar a sus propios miembros en un estado enfermizo y sin esperanzas.

 

Es una concepción de la vida muy triste, propia de organizaciones socializantes y autoritarias como lo era el Partido Comunista, donde se antepone la institución a los individuos y se termina por servir a una estructura burocrática abandonando la propia vida y la real práctica de fe cristiana y porsupuesto toda iniciativa propia tanto en la vida como en el pensamiento.

 

 

Atte.

Ben