Que en el Opus Dei se valorara positiva o negativamente el Concilio es una controversia bastante típica. Se han emitido en esta página opiniones bien diversas. Mi opinión yo la resumiría como sigue:
En la vida interna del OD, no creo que nunca (repito, nunca) de manera explícita y oficial, ni semioficial, se haya emitido un juicio negativo sobre el Concilio Vaticano II. Nótese que digo sobre el Concilio (es decir, los documentos emitidos). Otra cosa sería respecto a lo que rodeó al Concilio, esto es, muchas de las discusiones que tuvieron lugar durante el mismo, y muchas de sus consecuencias prácticas o “pastorales” en muchos lugares y diócesis. Sin embargo, creo que es cierto que entre los miembros cundió (creo que ya no) un cierto recelo que aleteaba en el ambiente interno. Pienso que esto pudo deberse, sobre todo, a las llamadas “tertulias pirata” o a veces no tan piratas, donde el típico “enterao” comentaba cosas de Roma (léase Villa Tevere) que acontecían en la vida de la Obra (más exactamente en torno al Fundador), y que tendían a ser interpretadas dejando caer afirmaciones más o menos anticonciliares. Probablemente esa percepción negativa del concilio procede de relacionar en la mente esas circunstancias que rodeaban la vida de la Iglesia en esos momentos, con las dificultades que la Obra misma encontraba en los círculos eclesiales para abrirse paso. Y, mezclando churras con merinas, podría ser frecuente que, esas personas “muy de Casa” (muy de Casa, pero muy ignorantes) hicieran gala de fidelidad permitiéndose deslizar aquí y allá, algún juicio negativo sobre el Concilio.
En cambio, entre la mayoría de aquellos que verdaderamente sabían, entendían (sean o no “muy de Casa”) no creo que hubiera nunca duda alguna sobre la fecundidad del Concilio. Se ha hecho referencia a la Lumen Gentium y a la Gaudium et Spes. Pues bien, en la década de los 90, yo cursé dos asignaturas “internas” en las que ambos documentos eran lectura obligada para aprobar. De la primera te preguntaban en el examen, de la segunda tuve que hacer un resumen. Creo que las materias eran Eclesiología y Teología Pastoral respectivamente. Y en muchas de las materias que cursé las referencias a documentos conciliares eran muy frecuentes.
Lo único que, con toda probabilidad, siempre fue visto con suspicacia fue el tema de la liturgia. No soy experto, pero en honor a la verdad hay que decir que el propio Benedicto XVI, ya antes de ser Papa, hizo también algún comentario crítico sobre la liturgia posterior al Concilio, en el sentido de que quizá los cambios fueron excesivos al prescindir de determinadas riquezas de la tradición litúrgica. Con esto no entro ni salgo a juzgar el modo concreto en que ha sido (y es) llevado este tema dentro de la Prelatura, porque, como he dicho, no soy experto en la materia.
Un abrazo a todos y feliz año nuevo
Savo
