El Concilio Vaticano II y el opus.- Dionisio.
Fecha Monday, 21 December 2009
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Queridos amigos y querido Juan: 

 

Es cierto que nunca oí o leí oficialmente un comentario en contra del concilio Vaticano II. Jamás. En el lado oscuro tendrán muchos defectos, pero estúpidos no son. Ellos saben perfectamente que la Iglesia está dispuesta a mirar para otro lado siempre que no la desafíen abiertamente. Lefevre y sus muchachos, por un lado, y los de la teología de la liberación, por el otro, son ejemplos claros de que la Iglesia no tolera rebeliones abiertas. Si el opus hubiera dicho oficialmente algo negativo contra el concilio creo que se habrían arrepentido amargamente.

 

La verdad, sin embargo, es que durante 28 años que estuve metido allá en el lado oscuro no observé nada que me permitiera deducir que el opus y su fundador tenían una actitud tan positiva hacia el último concilio como Juan asevera. Por ejemplo, nunca jamás nadie me recomendó que leyera un documento tan importante como la Gaudium et Spes. Me lo podían haber puesto como lectura espiritual, pero no, nadie lo hizo. Ni siquiera la Lumen Gentium que, según Juan,  recoge fielmente el pensamiento de Escriba. Nada. Ni mencionar la Sacrosantum Concilium, sobre la Sagrada Liturgia. Estoy seguro de que la mayoría de los miembros del opus no ha leído ninguno de esos tres documentos. No tengo la menor duda de esta afirmación, que debería ser realmente escandalosa para una organización que pretende ser la vanguardia de la santificación de la vida ordinaria...



La cultura real interna en el lado oscuro es, y especialmente era, muy reacia a todo lo relativo con el Vaticano II, hasta el punto que recuerdo que el cura del centro de estudios, tuvo un día que aclarar en una clase que era de fe admitir que los documentos de este concilio tenían detrás toda la fuerza del Espíritu Santo. Tal era el nivel de insensateces que podían llegar a circular en las inmaduras mentes de lo jóvenes numerarios influenciados por esa cultura que menciono. Cultura que, insisto no estaba, escrita en ningún lado, estaba en frases inconclusas, caras, gestos, aprobaciones o desaprobaciones, tertulias pirata, etc. La cultura muchas veces no está plasmada en nada concreto, pero es algo que se vive y se siente con mucha claridad. Cultura que no podia ignorar un jefe tan controlador como Escriba.

 

Si ese santazo tan enorme que tienen en el lado oscuro hubiera sido tan amante del Vaticano II no se hubiera pronunciado con tanto desagrado sobre la expresión el postconcilio, porque decía estamos en postconcilio desde aproximadamente el año 50, cuando se clausuró el concilio de Jerusalén. No pongo palabras textuales, porque no las tengo, pero que las dijo, las dijo. Yo estaba ahí. Cuando escuchabas eso, te quedaba la certeza de que el concilio convocado por Juan XXIII no era precisamente muy querido en el lado oscuro. A propósito de este Papa, ese mismo ambiente cultural que menciono en el párrafo anterior, no se retraía de decir de él que era un inepto para el cargo, que lo suyo era ser cura de pueblo, de un pueblo (agrego yo con sorna) como Perdiguera, que ingenuamente había armado el embrollo del concilio sin que hubiera ninguna necesidad para ello. Esas cosas no se dicen en una organización en la que el líder supremo, con poder indiscutido, está completa y fervientemente entregado al concilio.

 

La resistencia del lado oscuro y de su primer jefe a todas las reformas litúrgicas tampoco hablan muy bien sobre su actitud hacia el Vaticano II, que las fue quien las originó. El drama del fundador sobre el sufrimiento que le causaba la celebración de la misa con el nuevo misal es ciertamente chocante. Yo lo justificaría sin problemas en un cura de venerable edad, medio ciego y con una cierta senilidad, pero en el jefe del opus en pleno ejercicio de sus facultades no lo entiendo. No recuerdo exactamente qué palabra usó (yo estaba allí también) para descalificar las concelebraciones de la Eucaristía, pero por cierto no era nada respetuosa ni comedida. Supongo que eso lo habrán eliminado de cualquier documento para que no se vea la devoción de ese hombre por el Vaticano II. Hoy día los presbíteros del opus no se despeinan por concelebrar cuantas veces se les ocurra,  pero eso no fue así durante muchos años en los que la concelebración era impensable en el lado oscuro. Lo mismo con los altares cara al pueblo, el uso de lenguas vernáculas en la liturgia o, incluso, el uso de velo por parte de las mujeres. Todas esas cosas las he visto, fijáos si soy viejo. Pocos años antes de irme se aceptó, no sin escándalo de algunos, que en las misas internas, los laicos subieran al presbiterio a hacer las lecturas o se dieran el saludo de la paz, eso a finales del siglo XX, no está mal para ser tan afectos al concilio. De locos.

 

¿Que del Portillo y otros estuvieron en el concilio? Como que se iba a perder Escriba esa oportunidad de meter la nariz. Además que era ocasión de colocar gente de la organización dentro de la nomenclatura. Por favor… tenían que estar ahí. Pensar otra cosa es no conocer el lado oscuro.

 

Termino, querido Juan, expresando mi convicción de que esto no va a cambiar tu opinión libremente expresada aquí. Entiendo que has formado tu criterio favorablemente a ese santo cuyo nombre te gusta tanto repetir anteponiendo la palabra San, como si eso lo fuera a hacer realmente santo. Respeto tu criterio, y con el mismo respeto, sin resentimiento te cuento mis experiencias, pero no solo a ti, sino fundamentalmente a los lectores que no hayan tenido la oportunidad de experimentar lo que yo he vivido.

 

Pues nada más, con todo cariño feliz Navidad para todos.

 

Gracias emevé por tu felicitación. Ha sido una gratísima sorpresa.

 

Dionisio, con el Areópago iluminado.







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