Cuadros y vida interior. Para Calandria.- Jimenez
Fecha Wednesday, 16 December 2009
Tema 900. Sin clasificar


Calandria: me parece estupendo que aplaudas que al fundador lo pinten como un personaje central, ojo al dato a lo de “central”, de la Anunciación, la Adoración o de la Crucifixión. Es lo propio. Al fin y al cabo se nos enseñaba (no explícitamente, pero sí por la vía del adoctrinamiento) que así como el Papa era accesorio, circunstancial, un accidente como si dijéramos, el Fundador era poco menos que un segundo redentor cuyo mensaje, revelado directamente por Dios el 2 de octubre de 1928, enlazaba directamente con los primeros cristianos. (Por cierto, una curiosidad: ¿qué hacemos con los 17 siglos, más o menos, que distan desde los primeros cristianos hasta Escrivá? ¿Han sido un stand by, un limbo tonto de la vida de Iglesia hasta que llegó su “segundo salvador”?).

 

Lo que no te consiento bajo ningún concepto, Calandria, es que pretendas evaluar mi vida interior (lo dices en plural, pero yo sólo puedo hablar por mí). A ver si te enteras, amiga: que ya no pertenezco a esa dictadura de la conciencia que es la Obra y soy ajeno a vuestras calificaciones. Deja, por favor, que sea Dios el que determine mi nivel de vida interior. A ti, si así gustas, que te lo digan tus directoras, pero a mí, te exijo, déjame fuera de ese juego. 

 

Respecto al sentido último de los cuadros: sinceramente, Calandria, yo no sé, por ignorancia en la materia, si esas imágenes son técnicamente heréticas o no. Lo que sí me parecen es de una desfachatez y una desvergüenza de escándalo. A pocos rudimentos que tengas en materia de comunicación sabrás que una imagen, al contrario que un texto escrito, apela directamente a la parte irracional de la persona. La Obra, que no es idiota, con esos cuadros (iconos) representa a su fundador, sin paliativos, taxativamente, como uno de los ejes de la Redención junto a Cristo y la Virgen y demás personajes evangélicos. Ésa, te guste o no, es la idea-fuerza que se transmite en las pinturas para seguridad de los propios (como es tu caso), mensaje a los ajenos y, lo más importante, propaganda para un futuro cuando las generaciones no contemporáneas de Escrivá (y que, por tanto, no hayan conocido de primera mano sus dislates) mamen a través de esos iconos su “santidad” y su “vital importancia” en la historia de la Redención. ¿Herético? No lo sé, pero si no lo es al menos lo parece.

 

Y, por favor, déjate de zarandajas tipo que las imágenes representan la oración de Escrivá. Un poco de seriedad, Calandria.

 

Jiménez









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