Tu te lo dices, Calandria.- Alameda
Fecha Wednesday, 16 December 2009
Tema 100. Aspectos sociológicos


"No voy a pretender que los integrantes de Opuslibros tengan un mínimo de vida interior que les permita hacer esta asociación. Es porque carecen de vida interior, de sentido sobrenatural, de presencia de Dios etc. y por otro lado sobrabundan en desamor hacia la Obra por lo que se permiten hacer apreciaciones estilo “Otulato”, vaya hombre!" (Text, Calandria. 14-12-09)

 

Mira, Calandria, te he leído con toda la consideración del mundo todo este tiempo, pero hemos llegado hasta aquí.

 

¿¿Quién te ha dicho a ti que los demás carecen de vida interior, quien te ha dado esa clarividencia?? ¿Cómo te atreves a juzgar intenciones de manera pública y arbitraria?  Tú no tienes potestad para juzgar a nadie. Tú adoleces del mal endémico del opus y te lo voy a decir con unas palabras que no son mías:

 

"¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias."

 

Esa, y no otra, es la soberbia del opus, a la que hemos dicho ¡basta! y con la que no queremos nada.

 

Pero claro, eso tú no lo ves. Tampoco yo lo veía cuando estaba allí, ninguno de nosotros lo veíamos. Tú no tienes ni idea de lo que le sucede a una persona cuando decide dejar el opus. Os pensáis que enloquecimos, que nos materializamos, que nos ha poseído Satán, que todo lo que vivimos en nuestro interior se evaporó. Y resulta que sucede al contrario. Lo externo, el diezmo del comino y de la menta, se va, y queda un corazón contrito y humillado que, sabemos que la misericordia de Dios no lo desprecia.

 

Yo sé con certeza lo que tú piensas allí, tú, para comprendernos tendrías que venir acá y, a eso no estás dispuesta, porque nos juzgas. Yo puedo perdonarte porque en ti me veo a mi, tú nos juzgas de entrada porque te lo han enseñado así, porque forma parte de tu ser y no lo puedes remediar.  

Son actitudes como la tuya, ese fariseísmo atroz que te hace achacar al que ha dejado la obra todas las bajezas y a situarte por encima del bien y del mal las que le hacen a una decir ¡Hasta aquí! ¡Se terminó!

 

“NO JUZGUÉIS Y NO SERÉIS JUZGADOS”. 

 

Tus juicios te colocan en tu sitio, hermana. No nos des más lecciones.

 

Alameda









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