María y el botafumeiro.- Kaiser
Fecha Wednesday, 18 November 2009
Tema 900. Sin clasificar


Vaya.

Brotan historias de una claridad meridiana, como de cristal, pero de un cristal erizado. Como la historia de Miguel y su hijo, cuyos trazos paralelos con lo que yo viví se separan justo cuando éste cambia de ciudad, dejándome una sensación espeluznante de encontrarme ante un reflejo preterido de en qué pude convertirme.

Alumbra la web maniobras torticeras en la designación de responsables de centros y labores, dando nombres, fechas y lugares como golpes de badajo sobre la tozudez de la oscura mole. Cada golpe, cada frase, empuja al mundo a la comprensión del objeto.

Cae el cincel sobre el amasijo velado y descubre el magma en el que se funde tanta angustia, tanta locura.

Y es cuando llega María con el botafumeiro y deja la atmósfera espesa de vaciedades. María es joven y feliz. Y se esfuerza por hacerlo todo bien. No por ella. Por Dios. No por ella.  

-¿Y la familia?

- Bien. Me esfuerzo.

-¿Qué es bien?

Bueno, ha dicho que se esfuerza, o sea, que fácil tampoco lo tiene. Pero es feliz. Porque se esfuerza. Pero, si no tuviera que esforzarse, si no estuviera forzada, podría hacer directamente el bien. todo el bien, no sólo a su familia, a su verdadera familia, sino a sus amigos, sus verdaderos amigos, sin necesidad de irlo contando. Porque -esa es otra-, ¿qué amigos tiene una numeraria? ¡Cuidado con los amigos!

-Me esfuerzo. Soy feliz.

-¡Hija, si con los amigos no hay que forzar nada!

- Pero yo me esfuerzo. Soy feliz.

- María, la gente sufre, cae a tu alrededor. Les sedan.   

-No lo veo. Soy feliz. Me esfuerzo. 

-Pero hablas de "desastres". Admites que algo pasa. En ese contexto, me parece obsceno este despliegue tuyo de felicidad plastificada para acallar lo que verdaderqamente debe conocerse. Del mismo modo, lo que dices no ver a tu alrededor te lo tapa el humo del botafumeiro. Tú misma admites que no querrías conocer historias "por el estilo". Chica, no son simples historias.  Yo sé que no lo dices en tono peyorativo. Es que ya no eres más que restos de un ser humano disolviéndose dentro de ti.

-Me esfuerzo.

Pues que seas feliz.

Kaiser  









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