La desmesura en el Opus Dei.- Damián
Fecha Monday, 26 October 2009
Tema 070. Costumbres y Praxis


LA DESMESURA EN EL OPUS DEI
Damián, 26 de octubre de 2009

En la Grecia clásica las almas grandes entrenaban sus hábitos y comportamientos para lograr ser sabios en sus contactos con el mundo, se adiestraban para ser compasivos, se ejercitaban en la disciplina corporal y se aleccionaban para ser moderados en todas sus conductas, los griegos perseguían ser virtuosos en estos cuatro aspectos de la “Frónesis” para lograr la felicidad propia y ajena.

La Iglesia al observar el comportamiento perfecto de la humanidad de Cristo, santificó las virtudes de la Prudencia, la Justicia, la Fortaleza y la Templanza, pero definió también con claridad la necesidad de moderación de tal manera que un defecto en el ejercicio de esas virtudes culmina en comportamientos viciosos y un exceso en su ejercicio provocará actuaciones depravadas.

La prudencia es la capacidad de preveer los futuros contingentes, su defecto es improvisar y su exceso es acelerar artificialmente los procesos naturales, esto se muestra en una excesiva obsesión por controlar el futuro replanificando de continuo los proyectos vitales y controlando su ejecución de forma enfermiza. El opus Dei es desmesurado en el ejercicio de la prudencia puesto que muchas de sus obsesiones proceden de acelerar descarnadamente su proceso de inclusión asociativa en la Iglesia, su historia muestra los continuos, apresurados, exaltados y casi insolentes trámites para obtener estatutos eclesiales siempre insatisfactorios. El opus Dei es desmesurado en el ejercicio de la prudencia ya que según se reconoce como una simple organización de fieles cristianos al servicio de la Iglesia y las almas todas, utiliza unos elementos de gestión de proyectos propios de un proyecto de ingeniería espacial, todos los vademecums, y el resto de los documentos internos, muestran un conjunto innumerable de procedimientos para capturar gente hacia la obra, para procesarla con sus medios de formación y su dirección espiritual y para controlarla con el fin de santificar al planeta en el menor tiempo posible.

La Justicia es dar a cada uno lo que le pertenece. Su defecto es negar el auxilio al que lo necesita y su exceso es negarse a atender a un corazón contrito y humillado, esto se muestra en el reproche la censura y la excesiva corrección. El opus Dei es desmesurado en el ejercicio de la Justicia. El corazón contrito y humillado de sus miembros de continuo es golpeado con correcciones fraternas, con severas sentencias condenatorias emitidas por los directores en la charla fraterna, con decisiones adoptadas sobre su conducta espiritual por los consejos locales y por las continuas amenazas de sufrir un infierno en vida al perder la vocación.

La Fortaleza consiste en vencer el temor, su defecto es la cobardía que se excusa de toda responsabilidad proyectando la culpa hacia los demás y su exceso es la temeridad, el afrontar proyectos sin capacidad, esto se muestra en una actitud jactanciosa que manifiesta todas las potencialidades del orgullo. El opus Dei es desmesurado en el ejercicio de la Fortaleza nunca se ha seleccionado a los recursos humanos según su capacidad para el desempeño de tareas directivas, de tal manera que abundan los menores o los inexpertos sosteniendo puestos de mando, así pues estos inhábiles acometen proyectos de forma temeraria sin medir las fuerzas propias o las de los colaboradores y este desajuste culmina en un espejismo organizacional que causa la perplejidad jactanciosa que presentan todos los directivos superados por sus encargos.

La Templanza es la moderación de los apetitos, su defecto es la incontinencia desidiosa en la satisfacción de los instintos y su exceso es la evitación de todo placer, esto se muestra en un estado de continua autoagresión psíquica. El opus Dei es desmesurado en el ejercicio de la Templanza, el continuo freno de la expresión placentera de cualquier estado de ánimo en la obra hace que sus participantes introyecten de forma perjudicial en su mente todo afecto. Al solo poder comunicar sus alegrías y tristezas por el cauce de la charla fraterna sin espontaneidad, los miembros de la obra pierden la inmediatez y retrasan las respuestas emocionales saludables, de tal manera que sus regocijos y desconsuelos se convierten bien en conductas autolesivas o comportamientos narcisistas, presentando con frecuencia estados depresivos bipolares que les obligan a quedar enganchados a tratamientos con neurofármacos.

Es por ello que el Opus Dei si quisiera redimirse podría solicitar perdón por los daños que ha ocasionado a sus miembros pasados y presentes por el mal ejercicio de su misión cristiana y debería enmendarse severamente de su desmesura en la Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.

Damián









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