Como he visto esa actitud en varios mails durante diversos períodos de tiempo, es decir, recientemente como hace varios meses, me gustaría decir algo a favor de Opuslibros y especialmente de Agustina.
Primero que todo, no es una actitud de personas adultas. Es desproporcionada.
Segundo, miremos cómo es el mundo a nuestro alrededor. ¿Cuánto depende de nuestro gusto? ¿Cuántas cosas giran a nuestro alrededor?
Pocas cosas, creo. En general, las soluciones pasan por hablar o seguir de largo. Pero la amenaza a la realidad para que cambie no funciona.
La web no es una persona sino un montón de personas en torno a ella. ¿A quién se le ocurre escribir a un diario diciendo lo mismo: si no hacen lo que les digo, dejo de leerles?
Pero sucede también que la web es una persona: Agustina, quien la coordina y es responsable, como bien decía aquí. Ahora bien, atacarla a ella de manera extorsiva tampoco es muy elegante, entre otras cosas porque quienes tenemos el lujo de escribir aquí, es gracias a quien coordina y sostiene con su esfuerzo esta web. Y no cobra un euro por ello. Es desproporcionada, entonces, dicha reacción.
Es cierto: el narcicismo de Escrivá ha dañado la autoestima de muchos de nosotros, pero la reacción ha de ser otra, en otro sentido y no imitándolo a Escrivá.
Hay mucho daño y mucha necesidad de reivindicación, cosa que es normal y justa dadas las circunstancias que rodean a la experiencia dentro del Opus Dei, donde lo principal es vaciar a la persona de su propio ser y estima. Lo cual hace de esta web una difícil labor de equilibrio: es como un hospital del quemado, donde hay mucho paciente con la piel al aire libre y bien delicada.
De hecho, hay algunos que vienen por agua pero también traen el fierro candente, tratando de convencer a todos de lo saludable que es el Opus Dei. O sea, hay pacientes de todo tipo en este hospital...
Pero la web Opuslibros no tiene la culpa del incendio ni tampoco el deber del bombero, de subsanar aquél daño. Al contrario, creo que todos le debemos un montón a Opuslibros y también todos nos debemos a todos. En posición de acreedores... uhmm, no lo veo a ninguno.
Como hay tanta sensibilidad herida, es posible que unos entremos en conflicto con otros. Eso es lógico, y también que se vea expresado en los correos. Pero no tiene sentido radicalizarse y dar el ultimátum, de modo que unos quieran excluir a otros.
Pienso que debe ser agotador coordinar ese equilibrio, sumado al hecho de que quien lo coordina ha sufrido también las mismas heridas que todos nosotros. O sea, un poco de comprensión, de ponerse en el lugar del otro: en este caso, de Agustina.
Saludos,
E.B.E.
