Respondo en correo aparte al de Calandria en lugar de añadir una nota para que sea más fácil hacer el link en caso de que vuelva ella u otros a comentar lo que aquí digo.

Como he contado en alguna ocasión, hacer Opuslibros (en principio Opusdeilibros antes de que el opusdei me pusiera una demanda por utilizar “opusdei” ya que es una marca registrada), surgió viendo por televisión los fastos, la frivolidad y el engaño en la ceremonia de canonización de Escrivá. Sólo se mostraba una cara de la moneda –la del opus triunfante, ajeno a su verdadera historia- pero se ignoraba la otra –la del opus real, ausente en la ceremonia: la de sus mentiras a la Iglesia y el dolor de sus víctimas-.

Mi intención fue contrarrestar dando a conocer los libros que ya estaban descatalogados y algunos testimonios (incluido el mío, en 1988, en la revista Mariclaire) que habían sido escritos por personas que estuvieron en la obra, para que existiera un contrapunto al circo que se estaba inventado la institución. A raíz de aquella incipiente y modestísima tentativa en Internet (al día siguiente del espectáculo compré el libro "Cómo se hace una página web" y me lancé), empezaron a llegar testimonios de todos los países donde el opusdei está instalado o permitido. Y de lo que me di cuenta es de que “los muertos que vos matasteis gozan de buena salud”, que aquellos que la obra había dañado y retirado de su historia, estábamos repartidos por todo el mundo y por primera vez, podíamos unirnos, ayudarnos, denunciar, reconstruirnos, sacar a la luz el lado oculto y desconocido de la obra para quienes no han estado en ella. Ya no estábamos solos cada uno como si nuestra experiencia hubiera sido única ni estábamos condenados al ostracismo tal como había hecho el opus con los que nos fuimos o “les fueron”. Internet nos estaba facilitando ponernos en contacto. Si antes fuimos falsos “hermanos”, ahora podíamos ser amigos. Y así surgió Opuslibros.

Empecé a recibir y a publicar los documentos internos y, con ellos, los fallos de la obra se ponían al descubierto y nuestras denuncias eran demostrables. Que la Iglesia esté conociendo lo que el opusdei le esconde, que los que siguen dentro con un pie afuera encuentren respuestas a sus incertidumbres y que los que estamos fuera podamos encajar las piezas de un puzzle que a muchos les costaba resolver, merece mucho la pena y para eso está Opuslibros.org. Que salga a la luz lo que la obra esconde es un deber de conciencia para mí. Si la obra queda mal, ¡se siente!, yo ni ninguno de los que denunciamos sus prácticas, inventó la obra. Si la obra queda mal cuando sale a relucir la verdad, es porque es una mala obra. 

Un abrazo,

Agustina