Lo único que puede arreglar las cosas es el cariño. Para Ursula.- Fulcro
Fecha Sunday, 02 May 2004
Tema 080. Familias del Opus Dei


Querida amiga Ursula:

No es nada fácil el problema que planteas. Vamos ha dar un repaso de la situación. Desde el punto de vista de tu padre, con independencia de que se sienta triste o feliz, puede estar tan seguro de su vocación que esté dispuesto a mantenerla a cualquier precio. Y cualquier desgracia familiar que pueda ocurrir, relacionada con su dedicación al opus, puede que la interprete como una prueba que Dios le envía, y que debe superar manteniéndose firme tanto en sus convicciones como en su conducta. Como ves, mal asunto, porque tales desgracias, como el distanciamiento de cariño de su esposa o el tuyo, no harían otra cosa que robustecer su posición y congelar aun más los afectos familiares; y hablo así por alguna desdichada experiencia que he seguido de cerca.

Por otra parte, empeñarse a corto o a largo plazo en que deje la organización, como parece que sugieres hizo tu madre, en general no solo no funciona, sino que acaba por producir esas terribles tensiones y distanciamientos, cuando no, hasta separaciones y divorcios; y no por parte del cónyuge del opus (que lo tiene prohibido) sino del otro. Digo que lo tiene prohibido porque como católico, la única salida que podría tener sería la separación si el matrimonio naufragara, y eso, en la práctica, acabaría o acabarían poniéndole fuera de su Obra (¡menudo arreglo! si es lo que se pretendía), y se encontraría él y vosotros con un doble fracaso.

Cabe pensar, por supuesto, que pueda cambiar tu padre y, de manera imprevisible, deje de estar hipotecado por la organización, pero eso no garantiza de ninguna manera una mejoría de las relaciones. A mi entender, en esto como en todo, lo único que puede arreglar las cosas es el cariño; y un cariño dialogante, paciente y comprensivo por parte de tu madre hacia tu padre. Es perfectamente compatible cultivar el amor y la amistad con una persona del opus, y a la vez mantener y dialogar con toda franqueza y firmeza (si procede y cundo proceda) ideas y posiciones opuestas bien claras, sin pretender modificar sus creencias. Más aun, se puede llegar a vivir muy felizmente con un supernumerario, como es el caso de tu padre, respetando sus ideas pero sin claudicar ante ellas, porque así se sentirá arrastrado hacia ese cariño y comprensión que se le propone y cooperará con gusto a la paz de la familia.

Como ves, el papel de tu madre me parece fundamental y decisivo, y creo que si piensas hacer algo para ayudar a arreglar la situación lo hagas con ella, quizá proponiéndola cosas como las que he dicho antes, pero con diplomacia y con mucho buen humor, quitándole tragedia al asunto. En fin, no olvides que todo amor, para que perviva y se fortalezca, requiere pensar más en la felicidad del otro que en la propia, y así se puede llegar a esperar la deseada reciprocidad. Buena parte de estos asuntos los traté también en la contestación que di a José en mi correo del 27-2-2004, y a ella me remito por si te interesa.

Un cariñoso saludo de

Fulcro







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