Aún no deseo que mi nombre aparezca. De una forma u otra, mis opiniones pueden ser descalificadas con difamaciones y recurriendo a la poner en tela de juicio mi carácter o moral. Hay terceras personas que no se merecen tener que sufrirlo.

Leo con preocupación que se discute la posibilidad de que Isabel pueda hablar de un psiquiatra, Rojas. Creo que este lugar es, cuando menos, para poder escribir y hablar sobre los efectos perniciosos de la cosa. Ya no es sólo terapia sino ahuyentar la soledad. Las opiniones de Atomito son igual de relevantes y también se repite hasta el aburrimiento, si se me permite la opinión. Yo mismo lo hago. Así que espero que todos encontremos la mejor forma de soportarnos.

La otra consideración que quiero hacer es sobre las iniciativas de Bruno Davos. Es necesario leer su relato en la wiki que recoge sus documentos. No le puedo estar más agradecido. La relación de cuestiones absolutamente relevantes que ha hecho es insuperable.

Las descalificaciones de la cosa por su más o menor acomodación a categorías ideológicas de uno o de otro sentido, no tiene nada que ver con el verdadero daño que provoca en las personas. La forma en que trata a los miembros y a las personas que se acercan a sus centros, es lo que realmente está en juego.

Muchos consideramos que está siendo doble la crueldad con las que nos tratan las circunstancias. La primera es la propia vida. Hemos creado sociedades donde las personas nos tenemos que abrir paso en la vida con mucho esfuerzo y dedicación. A la vez, la vida católica, se ha vuelto “difusa”, se ha enredado en soluciones demasiado políticas y poco claras con las conciencias. Es complicado asistir a la elección entre “opciones fundamentales” tan radicales, que agotan el misterio cristiano a la eficacia para influir en las decisiones políticas de los pueblos. Hasta para defender la vida del no nacido. Quienes la defienden con toda radicalidad, son capaces de despreciarla nada más nacer como millones de prejuicios. Los que consideran que la sociedad de hoy no puede soportar condenas tan pesadas, pactan con todo tipo de relativismos. ¿Y no son estás las dos sectas que soporto de Jesucristo? ¿No eran los justificados y los se abrían al helenismo las dos caras de la misma moneda?

Es difícil ser católico, pero no imposible. Esa es la gracia de este juego. Así que ni arrupes ni escrivas, la Iglesia perfecta, en el Cielo.

Por eso creo que Bruno ha dicho todo lo que tenía que decir en un resumen sin precedentes y que esta página lleva glosando con cientos de datos.

Para muchos de nosotros era un sospecha que siempre se negaba y se ha confirmado con escritos completamente claros. Bravo, Bruno. Y que la cosa no te martirice.

Coplasuelta