De quejoso lector a miembro de la comisión regional del Opus Dei.- Jimenez
Fecha Monday, 21 September 2009
Tema 900. Sin clasificar


[A modo de preámbulo explicativo. Hola, amigos: me permito escribir este correo, quizá más extenso de lo que el asunto requeriría -por lo que pido disculpas- tras leer algunas de las respuestas que suscitó mi anterior misiva, tanto en Opuslibros como en otros lugares de internet. Como considero que, igual que el rifirrafe personal que mantiene Isabel caballero con Rojas, éste no es el asunto de esta página, mi intención es no volver a escribir sobre el tema, salvo que algún comentario posterior haga necesaria alguna matización por mi parte. Gracias y disculpad.]

 

Lo verdaderamente asombroso se encontraba en otra página web. Como “para gustos los colores” estaba preparado, como así fue, para todo tipo de respuestas en Opuslibros a mi queja del pasado miércoles sobre la desesperante reiteración en los correos de Isabel Caballero. Alguno compartió mi opinión y otros no. Hasta ahí todo normal.

 

Por cierto, HP, muy bueno tu revolucionario método argumentativo de usar los escritos de Santodojunto como fuente de autoridad en una página eminentemente crítica con el Opus Dei. Me esperaba razonamientos para defender a Isabel, pero reconozco que la utilización de párrafos de Meditaciones o puntos de Camino en tal sentido me ha superado. Y como sostengo desde hace años que ni la coacción, ni la intransigencia, ni la desvergüenza pueden ser santas por mucho que Escrivá lo predicara, tampoco estoy dispuesto a asumir la pesadez de los correos de Isabel como “santa pesadez”.

 

Pero, como decía al principio de este correo, lo asombroso, lo verdaderamente increíble, lo genuinamente surrealista no estaba en las respuestas que se me dieron aquí en Opuslibros, no. Como también soy seguidor habitual desde hace años del blog de Ana Azanza (no sé si disculparme por ello), me di el sábado un garbeo rutinario por ahí.

 

      Su último post lo titulaba “Una de espías”. Lo que menos sospechaba al comenzar su lectura es que tendría el honor de convertirme en involuntario protagonista de dicho comentario. Aquí va una de las más sonadas (y abracadabrantes) perlas de Ana: “¿Quién nos puede asegurar que el correo del tal Jiménez [en Opuslibros] no ha salido de la misma comisión regional del opus dei en España?”. O sea, yo, que hace más de 20 años abandoné todo contacto con la Obra, no puedo ser sencillamente un lector (con razón o sin razón, ése es otro asunto) hastiado de la vendetta particular que sigue la señora Caballero contra Rojas. No: tengo que ser, necesariamente, algo más, parte de una trama o una mano negra. Ana, ya puestos a imaginar, ¿por qué quedarnos en la comisión regional? ¿Quién te asegura que no soy el propio prelado que, en sus ratos de ocio o en sus noches de insomnio, se dedica, el muy revoltoso, a malmeter enviando correos a Opuslibros?

 

      Por cierto, para ilustrar la “conexión” que tengo con Enrique Rojas, una anécdota: no fue hasta el quinto o sexto correo de Isabel (de los 29 de su serial, ahí es nada) cuando me percaté de que no se refería a otro psiquiatra español, Rojas Marcos, como equivocadamente yo creía.

 

     Ana Azanza asegura al final de su post: “A veces me empeñó en ver lo que no existe, ¡si tendré imaginación....!” Desde luego, no seré yo el que le lleve la contraria.

 

Jiménez









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