Querido Calypso y otros:

Posiblemente ya lo he contado, no me acuerdo. Hace tiempo que no estoy tomando el Ginkgo Biloba. Todo lo que dices se me aplicaba perfectamente hace quince años. Me fui no porque tuviera ese par de h… que tu crees que a ti te falta; me fui porque me asusté mucho observando en la clase de bicho en que me estaba convirtiendo allá adentro, en el lado oscuro. Me fui porque me asustaba mucho ver a otros pobres hombres, que hacían la charla conmigo y me decían que se irían si pudieran, pero que no tenían a donde ir. Me parecían patéticos. Me parecía que me estaban diciendo lárgate tú mientras puedas, antes que esto se convierta para ti también en una trampa sin salida, en tu tumba. Eran hombres con solo diez años más que yo.

Recuerdo claramente una noche de insomnio en la que tome la decisión de irme cualquiera que fuese el precio a pagar, ya que nada podría ser peor: ni el hambre. Llegué a temer que con un poco de mala suerte acabaría siendo un sin-techo durmiendo en la calle bajo unos cartones. Sin embargo, decidí que lo que estaba viviendo era peor, a pesar de todas las comodidades habituales de un centro de mayores. Me dije que si acababa lavando platos en un restaurante, estaría mejor, me sentiría más a gusto. Todo esto lo recuerdo muy claro.

En resumidas cuentas, que esto no es cosa de valientes, al menos en mi caso. Es cosa de asustados.

De todas formas, tomada la decisión, planeé con mucho tiempo y secreto mi salida para saltar con paracaídas y no darme un golpe horrendo. Si alguien lo hace de otra forma, mis respetos, para eso sí que se necesitan un par de h… Recomiendo en general que quien se quiera ir haga lo mismo: planear en secreto y no despertar sospechas.  Si juegas limpio vas a salir perdiendo porque ellos van a jugar muy sucio. Si lo piensas bien verás que tu situación no es tan mala como supones. Piensa y busca alternativas y verás que algo encuentras. Caminante, no hay camino…

Abrazos a todos desde el Areopago de la libertad

Dionisio