Otro santo que dejó la vocación (3).- Hormiguita
Fecha Monday, 10 August 2009
Tema 020. Irse de la Obra


Como continuación a los dos escritos anteriores (de 1 junio y 15 junio 2009) sobre los santos que dejaron su vocación para seguir otro camino, en esta ocasión propongo a San Pedro Julian Eymard.

Nacido en Grenoble en 1811, su fiesta se celebra el 2 de Agosto. Fue sacerdote diocesano y pidió permiso al Obispo para dejar de ser sacerdote diocesano e ingresar en la congregación de los maristas. El Obispo se lo concedió. Esto plantea la cuestión del permiso. ¿Los sacerdotes diocesanos que se hacen del Opus Dei piden permiso a su Obispo? Pues al entrar en la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, pasan a depender del prelado “en cuanto a los fines del Opus Dei”. Situándose en una especie de doble jurisdicción: por obediencia al obispo y por espiritualidad al Prelado. (Obispo –Prelado). Dejo esta cuestión para los canonistas.

Volviendo al santo que nos ocupa. Fue director espiritual de un seminario marista, y posteriormente, provincial de los Maristas en Lyon . (Algo así como director de una delegación en el opus). He aquí lo sorprendente. Como abandona su vocación de marista, alentado por los mismos fundadores de los Maristas, Pío IX y el venerable Juan Colin, decide salir de la Compañía de María para fundar la nueva Congregación de Sacerdotes adoradores del Santísimo Sacramento, en 1856. En 12 días recibió la aprobación del Obispo de Paris.

¿Como contrastan estos hechos con el plazo y condiciones de la carta del prelado al sacerdote Antonio Petit, porque pidió dejar el opus y ser un sencillo sacerdote diocesano. ¿Acaso el fundador del Opus alentó alguien a marcharse? Hizo al revés. Condenó sus almas. (“no doy un duro por el alma…”). Hasta un Papa “alienta” al santo Pedro Eymard a dejar los Maristas. ¡Que contraste, que diferencia de actitudes!

Recordemos una vez mas, que Escrivá de Balaguer calificó a quienes se van del opus dei de “traidores a Jesucristo, a la Iglesia y a las almas”. Secundado por Don Álvaro y el actual prelado. Estos nunca rectificaron estas palabras del fundador. No pidieron perdón por la brutalidad de las mismas. Allá ellos. Los hechos de la vida de San Pedro Eymard demuestran, que la Iglesia no condena a quines se van de una supuesta vocación o institución.

Probablemente Escrivá de Balaguer debió tener constancia de la vida de este santo. El Padre Eymard es beatificado en 1925, cuando Escrivá ya era sacerdote. Y es canonizado el 9 de diciembre de 1962 por S.S. Juan XXIII, cuando Escrivá ya estaba en Roma. Se ve que esta canonización no tuvo ninguna resonancia en su particular percepción de la vocación. Pues aun así, nunca reconoció que en la Iglesia, por seguir otro camino nadie es condenado, -salvo en el Opus Dei por el-.

Hormiguita









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