"Pequeñeces" es el título de un libro escrito por el Padre Coloma, pero también es lo que caracteriza a la espiritualidad del Opus Dei. O, al menos, es como se vive esa espiritualidad; lo pensé de nuevo leyendo el último escrito de Gervasio donde se recoge el modo absurdo de vivir en una minoría de edad propia de niños de educación infantil.

Es verdad que todo está tan rígidamente reglamentado que, al final, la gente acaba haciéndose rara.

Voy a poner un ejemplo: hubo un tiempo en que tenía que meterme en la sala de estar del centro en el que vivía, para oír en la radio un programa de educación a distancia. Al rematar, rellenaba un cuadernillo de ejercicios, pero como ya me sabía lo que se iba a explicar y lo hacía para adquirir el título, me aburría soberanamente. Así que, como allí estaba el mueble con la tele, ponía en la tele ¡”Los vigilantes de la playa”!, que era a la misma hora.

El caso vale para ilustrar a qué lleva el no poder hacer nada fuera del reglamento: a que, al final, por puro hastío y aprovechando que podía ver la tele sin que se enterasen, veía algo que no le gustaba a nadie de mi edad, estudios o profesión. Si hubiese sido alguien normal, de verdad, de la calle, vería, seguro, otra cosa, o, incluso estaría tan aburrida de tele que ni eso...

Lo último: estaba en segundo de carrera, escribí una carta a mi casa y la dejé en el despacho para que la directora la leyera, como era la obligación. Al cabo de unos días me llamó mi padre para decirme que me mandaba dinero para que me comprase lo que le pedía. Casi me muero de vergüenza: la directora metió en el sobre una notita que había dejado en la mesa, junto a la carta, en la que decía que si me podía comprar una crema hidratante, unas horquillas y determinada ropa interior. Mi padre no entendía por qué se lo decía y yo... ¿qué iba a explicarle?

Supongo que todos tenéis montones de anécdotas parecidas sobre los tiquismiquis, las nimiedades y las pequeñeces que hacen que acabes harto, atontado o empastillado  de tanto rigorismo. O, que tomes las de Villadiego y te vayas.

Tal vez los casos concretos como los que aparecen en esta página nos enseñen mejor cómo es de verdad ese espíritu, o, al menos, su aplicación por parte de los que mandan.

Saludos

U2