Quería compartir unos momentos vividos gracias a la buena amistad que se fué creando através de la web y de otros lares.
El fin de semana pasado en Navalperal (Ávila) junto con Julia Jss, Colibrí, mi marido y yo.
Arriba, de izquierda a derecha: Maripaz y Dolibrí. Abajo, yo.
Ha sido un fin de semana compartiendo tantas cosas, recuerdos, experiencias, situaciones, donde hablamos largo y tendido de tantas situaciones vividas, cada una de sus momentos vividos en aquellos años de tantas restinciones y prohibiciones, del dolor que nos causaron tantas cosas, que indudablemente la conversación fluía a cada momento y de esas conversaciones descubrí cosas nuevas para mí.
Y es así de sencillo, no nos conocíamos de nada, algunas tan solo un par de horas, pero lo que si es cierto es la conexión tan agradable que se estableció.
Hemos disfrutado a lo grande, sacamos fotos de cada rincón de Ávila donde estuvímos un dia entero disfrutando de sus murallas y de sus preciosas vistas, de las comidas típicas de esa zona, saboreando las ricas carnes abulenses. Reímos a todas horas, y nos sentimos muy a gusto los cuatro.
Y como no me gusta ser negativa... gracias a que estuvímos dentro del Opus Dei y tenemos qué para compartir, porque SÓLO habiendo vivido lo mismo se comprenden las cosas, y gracias a la web y a tant@s amig@s que tenémos ese deseo de que nigun@ se sienta sólo/a, siempre en cualquier parte hay algun@ dispuesto a pasar un buen ratito en cualquier terracita con unas ricas tapitas.
Sólo añadir que para nada es rejalgar, todo lo contrario, se encuentra una paz muy grande y una alegría enorme con estos encuentros compartidos, y en la vida misma. Nada de lo que se decía en el libro de Meditaciones es cierto, cuánto miedo nos metieron en el cuerpo... y qué sencilla, natural y libre se vive ahora la vida, cada uno con lo que tenga entre manos, con su familia, con su trabajo, sus amigos, su diversión...
El vivir libres, sin engaños ni ataduras, sin rendir cuentas de cada paso que se dá, de cada gasto que se hace, de lo que llevas en el corazón..., es lo que dá la felicidad.
Como dice Saramago, la felicidad no es otra cosa que estar en paz consigo mismo.
Rejalgar también se usa, dentro del OPUS, para definir al malestar, desasosiego, etc con el que se enfrentan aquellos que abandonan "la obra":
"No encontraréis la felicidad fuera de vuestro camino, hijos. Si alguien se descaminara, le quedaría un remordimiento tremendo: sería un desgraciado. Hasta esas cosas que dan a la gente una relativa felicidad, en una persona que abandona su vocación se hacen amargas como la hiel, agrias como el vinagre, repugnantes como el rejalgar". Meditaciones, tomo III, p. 389]
Un saludo
Maries
