Respuestas a Mineru y a Haenobarbo.- Josef Knecht
Fecha Wednesday, 22 July 2009
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Agradezco cordialmente las dos anotaciones que hasta ahora se han hecho a mi escrito sobre los seminaristas del Opus Dei (17.07.2009): la de Mineru (20.07.2009) y la de Haenobarbo (20.07.2009).

 

Especialmente rica de contenido es la de Mineru. Me alegro mucho de que Mineru haya escrito ese comentario tan bien fundamentado. Esto es lo bueno de la página Opuslibros, en la que con la mayor libertad y franqueza del mundo podemos debatir nuestras opiniones y poner los puntos sobre las íes, cosa que en el Opus Dei es más que imposible.

 

Sí, Mineru tiene toda la razón en lo que afirma: ningún seminarista del mundo tiene derecho a ser ordenado diácono ni presbítero. Eso es lo que yo quise dar a entender cuando en el diálogo teatralizado que presenté en mi escrito del 17.07.2009 puse en boca del seminarista diocesano esta frase: “Por supuesto que mi obispo tiene la última palabra para decidir si me ordena o no, pero eso no obsta para que los dos tengamos bien clara mi vocación sacerdotal”. Tras leer el acertado escrito de Mineru, me he dado cuenta de que debí hacer más hincapié en este importante matiz, pues con esa sola frase la idea quedó muy poco resaltada. También reconozco que no fue acertada mi rotunda afirmación de que “la principal característica de ese seminarista [el del Opus Dei] es que no va a tener certeza alguna de si acabará siendo ordenado o no”. Nadie tiene asegurada la ordenación, ni por parte del seminarista ni por parte del obispo ni del prelado personal. Esto es totalmente cierto, y Mineru lo argumenta muy bien en su escrito del 20.07.2009.

 

Sin embargo, quisiera decir a Mineru con todo mi respeto y mi más sincera cordialidad lo siguiente. A pesar de ser cierto que ningún seminarista del mundo tiene asegurada su ordenación, yo hablé en concreto de la prelatura del Opus Dei y de su modo habitual de proceder. Lo que escribí sobre los seminaristas del Opus sólo lo puede entender bien, en su verdadera dimensión existencial, el que está o ha estado dentro y además se hace preguntas como las que nos planteamos en esta página Opuslibros. El Opus sabe guardar los formalismos muy bien de cara al exterior, en la elaboración de lo que se podría llamar su “versión oficial”; el Opus es magistral en darse una imagen inmaculada. Así, por ejemplo, la versión oficial de la institución insiste en que respeta y asegura al máximo la libertad de sus seminaristas para acceder al sacerdocio. Pero la vida interna de la Obra no se corresponde en realidad a esa versión oficial.

 

Por eso, los directores de la Obra, precisamente porque ningún seminarista tiene derecho a su ordenación, aprovechan esta falta de derecho para acentuar aún más la situación de interinidad o de provisionalidad que lleva consigo la condición de seminarista, creando así el efecto o la sensación de “limbo existencial” en la conciencia de quien está en esa fase formativa de su vida; sólo cuando esa fase formativa llega al final (esto es, cuando llega el momento de la ordenación diaconal y presbiteral), comienza entonces a ser relevante en la vida de esa persona. Es una forma más de control de las muchas que los directores de la Obra utilizan hábilmente para crear en el seno de esa institución un régimen autoritario; a simple vista (es decir, en su “versión oficial”), parece que respetan la libertad del candidato al sacerdocio, pero en realidad están reforzando las riendas de su control de la situación. Esto es lo que quise exponer en mi escrito del 17.07.2009; en él también quise presentar la diferencia que en el plano existencial y de conciencia personal se da entre un seminarista diocesano y un seminarista del Opus Dei: el primero quiere ser firmemente cura (aunque sepa que no tiene derecho a ello), y el segundo todavía no, pero no por esa falta de derecho, sino por estar controlado en un sistema totalitario.

 

Por todo ello agradezco a Mineru su acertada aportación, pues me ha hecho ver que no plasmé bien del todo esa idea. Yo escribí dirigiéndome a gente que es o ha sido del Opus Dei, y ellos seguramente me han entendido bien; por ejemplo, Zartan replicó (17.07.2009) a un anterior escrito mío del 15.07.2009 que me había quedado corto en exponer los métodos coactivos que a veces usan los directores de la Obra para animar a un numerario a que se haga primero seminarista y luego cura.

 

Entender los matices peculiares y existenciales (no meramente jurídicos) de la vida interna de la Obra no es siempre fácil para quien no los haya vivido en su propia carne; y eso, creo, es lo que le pasa a Mineru. De todos modos, se agradecen de veras las intervenciones de personas buenas como él en esta página web, porque así nos ayudan a que argumentemos mejor cuando nos dirigimos al gran público y no sólo a los que están o hemos estado metidos en el ajo.

 

Josef Knecht









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