El Opus ordena... manda y decreta.- Sobre sacerdotes numerarios.- Brian
Fecha Wednesday, 15 July 2009
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Estimada Marietta,

 

En lo que escribí, titulado “Los sacerdotes al Opus Dei no tienen vocación sacerdotal”, me referí a la manera de reclutarlos. Al reclutarlos entre miembros numerarios, quien les pide ser presbíteros no es esa llamada interior al sacerdocio que proviene de Dios, sino que es un mandato de la dirección del Opus. El Opus es, pues, quien ordena (del verbo ordenar: mandar, decretar, decidir...) quiénes, entre sus numerarios (que han entrado en la obra por no tener vocación sacerdotal ni religiosa sino para ser “cristianos corrientes en medio del mundo”), les impele a acceder al sacerdocio.

 

La ordenación sacramental del numerario, no es vocacional. Nunca quisieron ser sacerdotes, ni se lo plantearon cuando pidieron la admisión al Opus.

 

Ahora bien. Con el paso de los años, hay sacerdotes numerarios que “entienden” cuál es su labor dentro de la Iglesia (como sacerdotes, no como numerarios) y es ahí cuando se produce la ruptura con el Opus. O se es sacerdote de la Iglesia o se es sacerdote el Opus: ambas cosas no pueden ser compatibles. Es entonces cuando deciden libremente seguir siendo sacerdotes porque creen en su misión. Y los numerarios sacerdotes que se secularizan, están en todo su derecho a hacerlo puesto que probablemente, su ordenación fue nula o inválida (Cif. La vocaciòn sacerdotal en la Obra (EBE); Acerca de las ordenaciones sacerdotales,  Aquilina; La deformación de la figura del sacerdote en el Opus Dei, Doserra).

 

El ejemplo del sacerdote que citas, Antonio Petit, como tantos otros que conozco y viven, es encomiable. Pero ¿cuál fue su sufrimiento por querer seguir siendo sacerdote aún yéndose de la Obra?: la persecución del Prelado y de la Obra. El Opus no quiere sacerdotes que no sean suyos. “Lo maté porque era mío!... “O mío o de nadie”... Al Opus, los sacerdotes que se excardinan de la prelatura, les importan NADA, prefieren que se mueran, no vaya a ser que confiesen al Papa cuál ha sido su desencantamiento respecto al Opus Dei. (Literalmente: prefieren que se mueran).

 

Es muy duro decirte que, con toda probabilidad, el día que murió Antonio Petit, el Opus Dei de Roma brindó con champagne francés del más caro: "¡Por un problema menos de cara al Vaticano, chin-chin!". El meapilas-pelota de la Comisión Central añadiría: "¡Otro milagro de nuestro Padre!". A lo que el segundo meapilas-pelota, susurraría lo suficientemente alto: "Ahora los milagros los hace don Álvaro". 

 

Es triste pero es así.      

 

Con todo mi afecto,

Brian









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