El nudo gordiano: sexo, amor y Opus.- aldeano
Fecha Friday, 03 July 2009
Tema 075. Afectividad, amistad, sexualidad


Queridos todos,

parece ser que seguimos con el tema del sexo prematrimonial, los amores y etcétera. Es divertido, porque esta semana tuve la bonita experiencia de tener que confesarle mis sentimientos a mi primer amor, una chica preciosa, amable, inteligente y un poco cascarrabias.

No voy a dar detalles, por supuesto, porque no vienen al caso. Lo que sí puedo decirles a todos ustedes es que en el amor no caben los números, los planes, los "si x, entonces y", etc. etc. El amor va por donde quiere, se ríe de la cabeza y, justamente por eso, es altamente poderoso, porque es el punto en el que el corazón se siente soberano de nuestra alma... Mal llevado, el amor lleva a la catástrofe (y a los celos, al odio, etc.); bien llevado, a un gozo indescriptible.

Si hay algo que aprendí gracias a esta chica es que no se puede crear una "regla" de cómo hay que amar. La forma en que la quiero a ella no se parecerá en nada a la forma en que otro chico pueda querer a otra chica. Depende de cómo sean las dos personas, sus necesidades, sus historias, sus vidas. Lo aprendí porque intenté crear un molde, algo para agarrarme, una "norma" que seguir para poder entender y continuar el camino del amor; y eso fue un error: me angustiaba, me detuvo, me llenó de miedos... cuando lo único que debía hacer era disfrutar y caminar.

Además, las cosas nunca son totalmente claras. A veces las relaciones se van construyendo, poco a poco, parecen amistad, después un romance, vuelve a parecer un simple coqueteo, pero ya después se fortalece... y, de pronto, ¡plop!, resulta que surgen mil cosas que estaban sumergidas. O a veces son un relámpago que van directo al altar y funcionan. No hay reglas, porque no hay dos "juegos del amor" iguales.

Y si lo pensamos, eso es muy bueno; eso significa que no porque uno haya tenido más "experiencia" vaya a ser mejor. Nos da un consuelo

Por eso, hay que tener mucho cuidado con intentar dar reglas generales de qué hay que hacer. Si hay que tener sexo, si no hay que tenerlo, si ..., si ...; no, todo dependerá de los dos involucrados y sólo de ellos dos. La Iglesia condena la lujuria, pero no puede condenar el amor. Hay que tener muchísimo cuidado con juzgar... es que mejor no juzgar, porque no sabemos qué pasa en el seno de una relación...

Hay que recordar que la base del matrimonio no es sobrenatural, sino natural. Existe el llamado "matrimonio natural"... esto es, una pareja decide juntarse porque se quiere tanto que hasta se permiten la entrega carnal. Ahora claro, así como decide juntarse, puede "desjuntarse"... Por eso existe, primero, el matrimonio civil, para colocar ciertas garantías jurídicas a un acto intrínsecamente social. Y el matrimonio religioso, para darle unas garantías sobrenaturales (vía compromiso ante la divinidad) de que la base es de amor y no interés.

Pero nada nos permite saber qué pasa por el corazón de dos personas. Sólo Dios puede hacer eso... Así que, basta de juzgar en algo tan incomprensible y que tanto escapa a la razón como el amor. Y en el Opus, esto está a la orden del día... En un lugar en el que todo está regido por normas inflexibles, todo ha de ser pauteado, todo está al servicio de algo por una causa determinada y nada que no tenga como fin la "labor apostólica" puede ser tolerado... en ese infierno de premisas, ¿cómo se va a entender la completa irracionalidad del amor?

¿Es que hay algo más irracional que aquello que llevó al mismo Dios a morir por nosotros? Si Dios hubiese sido "racional", probablemente ni nos hubiera creado...

Un abrazo,
aldeano

P.S.: ¿Y qué pasó con "mi chica"?... Salió bien; no se preocupen por mí :D









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