Me gustó y sirvió mucho el artículo de Jacinto Choza sobre la libertad de conciencia de los católicos y lo considero de extrema importancia.

Brevemente les contaré mi experiencia. Cuando era jovencita, antes de ser de la obra, me topé con un artículo en Selecciones del Reader Digest (supongo q se escribe así) titulado: Soy católica y defiendo el control de la natalidad. Recuerdo que lo llevé al Centro..., no recuerdo las consecuencias.

Una vez, se nos ocurrió, a mí y a una de las amigas q me llevó al opus dei, ir a ver BO DERECK 10 al cine (prohibida para menores de 18 y teniamos 16 yo creo o por ahí), nos confesamos de ello, no sé por qué, tal vez porque era prohibida, de mutuo acuerdo. A la primera le preguntaron con quién fue, el cura dijo que esa amiga era mala; a la segunda, que creo que era yo, ya no le preguntaron ni dijeron nada :)

Eso como relato... cuando recien me casé, un cura del opus dei llegó a Cochabamba, donde vivo (Bolivia) y no hay centro estable (creo q de varones hay algún intento o lo hubo), y le expuse algunas dudas lógicas del matrimonio, la respuesta fue dura y contundente, no recuerdo qué, pero TODO ERA MALO... no volví... (Dios me puso en el camino un santo sacerdote jesuita que me orientó sabiamente y sobretodo en libertad, que acaba de morir y lo extraño mucho).

Pasaron los años y tuve dos hijos, estuve muy mal en mis embarazos y luego se me complicó todo con una enfermedad, por el momento no era conveniente tener más... Yo ya había cambiado de opinión, el artículo de Selecciones quedó en el archivo y fueron años muy duros de matrimonio sujetos a los días fértiles y no fértiles (aprovecho la ocasión para ponderar a mi esposo y su amor y respeto hacia mi conciencia, ya que, a pesar de no estar de acuerdo, siempre respetó esto), luego llegó la última hijita y ahí sí que me dijeron varios médicos que si quería dejar tres huérfanos, tengamos uno más... VAYA, eso sí suena duro... (pero que queriamos más, si que los queriamos, por lo menos uno, pero no se pudo, o mejor, no se debe, eso no es cerrar las puertas a la vida).

Un día mi razón me dijo que no importaba qué diga el cura tal o el cura cual (los hay para todo, puedo conseguir quien me diga lo que yo quiera no?), sino que el asunto es entre Dios y yo, que, cuando muera, el encuentro será con Él, sin mediadores (menos  opus dei o sus representantes), así, actué en conciencia y de acuerdo a mi salud, a mi situación ... vaya que costó mucho, esos esquemas duros, estrictos, fríos, anónimos, inexpertos y una serie de etcéteras, no tienen validez y, si Dios, como escribió el fundador del od, bendice el matrimonio con dos manos (o algo así), estoy segura que alrededor de mi lecho nupcial, cuando estoy con mi esposo, los ángeles se regocijan, VIVA EL AMOR HUMANO Y SUS EXPRESIONES SINCERAS!!!

Aclaro que esto costó mucho, pero valió la pena, tengo claro lo que está bien y lo que no y ya lo charlé co Jesús, cuando me muera, sobre el tema no habrá nada que aclarar, ya nos entendimos...

Este artículo me reforzó en la idea de la RESPONSABILIDAD de actuar de acuerdo a la conciencia recta (que la formé en mi hogar, no en el od) y de arreglarlo todo directamente con Dios (no entra aquí nada de la confesión, ni eso, es otro tema, solo lo personal, aclaro), porque el cura del od me puede excomulgar y el otro curita de la esquina me puede decir, adelante, haz esto o aquello, pero, ellos darán cara por mí en ese precioso momento en q me encuentre con Él?, pues NO y se nos juzgará en el amor: amo a mi esposo y mi matrimonio es prioridad... es vocación, y no para la clase de tropa!!

Gracias por el artículo y espero que mi testimonio oriente a algún ex aún bajo los efectos del lavado cerebral.

Nadie