¿Obligadles a entrar... o invitadles a entrar?.- C.S.
Fecha Wednesday, 28 April 2004
Tema 070. Costumbres y Praxis


Siempre me llamó la atención la afición que tienen en la Opus por citar el Evangelio en latín. Era una cosa que me admiraba mucho cuando era muy joven, cuando tenía la absurda creencia de que los numerarios eran listísimos y que los Evangelios originales estaban escritos en esa lengua. Pero cuando crecí un poco y me enteré de que en realidad habían sido escritos en griego, se me ocurrió preguntar por qué razón se empleaba siempre la traducción latina y no una en nuestra lengua. (Quizá esta duda mía se deba a mi afición al cine).

Veréis, yo comprendo muy bien que uno vaya a ver una película doblada a su propio idioma, pero ¿habéis tenido la experiencia de oir a John Wayne doblado por un francés? Suena tan raro que uno prefiere ir a ver una versión con subtítulos.

La respuesta a mi pregunta fue que existía un texto estupendo de un tal San Jerónimo que en el S. IV había traducido la Biblia entera, desde el Génesis al Apocalipsis él solito, y que teniendo esa traducción, ¿para qué había que preocuparse de lo que ponía el texto griego?. No me interpretéis mal: Yo nunca dudaría de los méritos de un señor que ha sido capaz de traducir la Biblia entera, pero como se daba la circunstancia de que algunos familiares míos se ganaban la vida haciendo traducciones o ediciones críticas de diversas antiguallas y que solían comentar en las sobremesas de mi infancia los descubrimientos o errores que habían detectado en tal o cual versión de éste o de aquel libro, pues a mí se me quedó la idea de que quizá desde el s. IV hasta nuestros días la exégesis bíblica hubiera tenido también algunos avances interesantes. Se me ocurrió comentarlo cándidamente. La respuesta fue incontestable "¡Es que la Vulgata está inspirada por el Espíritu Santo en Persona!"

Pero como siempre he sido un poco de ideas fijas seguí pensando para mis adentros que, aunque fuera cierto que San Jerónimo no fuera más que un "negro" del E.S., no cabía duda de que Mateo, Marcos Lucas y Juan lo habían sido primero, y que podría ser interesante saber qué habían dicho en realidad. Volví a preguntar y se me contestó más o menos que la exégesis histórico-crítica era una cosa horrible propia de protestantes, y que ningún católico decente debía ocuparse de estas cosas. (En honor a la verdad he de decir que un sacerdote estupendo llamado Antonio Ruiz Retegui me animó a seguir CON DISCRECIÓN con mis pesquisas)

Ya sabéis que la mayoría de las personas cuando crecemos nos volvemos maliciosas, así que con el tiempo he llegado a la conclusión de que la mayoría de los numerarios no leen el Evangelio en griego porque... no se si me atreveré a decirlo... no conocen esta lengua. Es Más: creo que ... (esto es muy fuerte)... ¡Tampoco saben latín! Lo que pasa es que como les gusta tanto hacerse los cultos para epatar al personal no desdeñan ocasión para soltar alguna que otra frase que no acaban de entender muy bien. Creo que todo esto forma parte de este espíritu de vivir de apariencias que se manifiesta en casi todos sus movimientos. (Pero de esto ya hablaré otro día: de la inmensa frivolidad del Opus Dei).

Todo esto venía a cuento por un correo del día 25 en el que se citaba el famoso pasaje de Mateo en su versión latina "Coge intrare" ("obligadlos a entrar"). Este texto ha sido la justificación teológica de todo tipo de apostolados agresivos, de la inquisición, de las conversiones forzadas, de las cruzadas y de un montón de barbaridades más desde que San Agustín, agobiado por la crisis donatista, e impresionado por la eficacia policial contra los herejes contumaces, se vio en la obligación de justificar los palos con alguna cita evangélica.

Pero hay que anotar una cosa sobre Agustín: aunque era un genio y un estilista maravilloso, aborrecía aprender griego, así que aunque el texto original griego ponía "Invitadles a entrar", él no se molestó en consultarlo y se quedó con ese conveniente "obligadles" de la traducción latina que tantos quebraderos de cabeza nos sigue dando.

Así que no os dejéis intimidar, que muchas veces el Evangelio NO PONE lo que ellos dicen que pone (yo la verdad no tengo muy claro si lo hacen por malicia o por pura ignorancia. Me inclino más por lo segundo, aunque desde luego sea una ignorancia bastante culpable, porque exégetas buenos no faltan, aunque ellos jamás los consulten para sus disparatadas ediciones de la Biblia).

C.S.







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