Querida Calandria,

expuesta la situación como tú la expones, entonces nosotros estaríamos claramente haciendo lo mismo que el Opus Dei. Bien, pero hay un pequeño detalle: es el Opus Dei el que usa el nombre de Dios para hacer estas acciones, jugando con las convicciones más radicales de una persona (la Fe... ¡nada más y nada menos que la Fe!). El numerario acude al director con confianza ciega de tener en esa persona confianza, "gracia de estado" y resulta que esa misma "gracia de estado" es la que le permite al director usar esa información en su contra.

Todos pecamos. Todos hacemos los errores más pequeños y los horrores más grandes. Pero sólo unos pocos lo hacen esgrimiendo el nombre de Dios. Porque el pecador sabe que peca (si no hay pecado, sin advertencia, ¿no?) y, a menos que tenga la conciencia desviada totalmente, no usará el nombre de Dios... es que no querrá usarlo. Pero, cuando se crea un espacio en el que los de "dentro" son los iluminados espirituales que llevan la batuta, están obligados a justificar usando el nombre de Dios... Entonces, en vez de un pecado, hacen dos.

Si a tí te parece una falta de caridad la de los directores (lo admites implícitamente en tu correo), ¿te parece lo mismo que esa falta de caridad se haga detrás de la cortina del nombre de Dios? ¿No hay algo perverso, hacer pasar por caridad algo que sólo es asqueroso odio?

Basta de defender a una institución antes que a las personas. Si te parece que puede haber una realidad dura dentro, no puedes intentar justificar a lo que genera esa potencial realidad... incluso si es falsa, porque en caso de duda, siempre hay que actuar minimizando los daños posibles y maximizando los beneficios posibles. Y qué es más importante, ¿un alma o una institución, por muy divina que sea? ¿Hay algo más divino que el alma que Dios nos creó a cada uno?

Servir a las almas, incluso si significa contradecir a la Iglesia, si se hace con justa intención, siempre será bueno. Sí, con esto el Opus Dei podría justificarse también, pero el problema es que de hecho no lo hace... La realidad muestra cómo fuerza a sus miembros a actuar en servicio de la institución y no al revés.

aldeano