Hasta las puertas del infierno.- José Antonio
Fecha Tuesday, 27 April 2004
Tema 090. Espiritualidad y ascética


Hasta las puertas del infierno.

Decía Monseñor Escrivá, respecto a los que iniciaban el camino de salida del opus dei, que por un hijo suyo era capaz de ir hasta las mismas puertas del infierno... equiparadas contextualmente con las puertas de salida de la Opus... pero más allá, ni un paso.

Y es que, aunque primeramente se elaboró la teoría de que las puertas del Opus debían estar "abiertas para salir", se vé que el propio Fundador o los ingenieros de la cosa enseguida se dieron cuenta de que -estando el infierno afuera- en la práctica era más seguro tener las puertas "cerradas". Lo cual tiene su lógica, incluso para los que no somos ingenieros. Esa misma lógica explica la farisaica actitud que la Opus tiene con los que se van.

En fin, cada uno coloca las puertas del infierno donde considera oportuno para sus intereses. En una ocasión oí decir a alguien que "el que es de pueblo se condena", con lo que las puertas del infierno parece que habría que situarlas en las salidas de las ciudades.

La Iglesia recientemente ha colocado las puertas del infierno muy lejos, pero muy lejos, más lejos que nunca...

En éste sentido dice Jacinto Choza (en el prólogo de "Metamorfosis del Cristianismo") que el Catecismo de 1992 viene a legitimar lo que puede llamarse "cristianismo clandestino".

Y entiende por cristianismo clandestino ciertas situaciones complejas, discordantes o inclasificables (como por ejemplo las de Péguy o Unamuno), de personas que creen en el Dios de Jesús pero no pueden confesarlo, quizá ni siquiera ante ellos mismos, porque han incurrido en algunas de las censuras establecidas previamente por las definiciones según las cuales el liberalismo era pecado, ser socialista y ser cristiano se había definido como contradictorio, votar comunista era incompatible con la fe cristiana, o bien estar divorciado, practicar la fecundación in vitro y, en general, las diversas formas de planificación familiar.

Cristianismo clandestino es también el de aquellas personas que han incurrido en una serie de acciones que no sólo se consideran pecados sino que, además, y sobre todo, excluían de la comunidad eclesial.

Y también el de de los "creyentes no practicantes", personas que creyendo en el Dios de Jesús no comparten un número indeterminado de creencias y prácticas definidas como esenciales.

En conclusión: legitimado por la Iglesia el cristianismo clandestino, las puertas del infierno quedan lejísimos, pero lejísimos. Nada que ver con la doctrina del opus dei.

Un fuerte abrazo para todos, pero especialmente para los "clandestinos".

José Antonio



(Nota del oreja: el libro de Jacinto Choza que cita José Antonio se ha publicado muy recientemente (por lo que no debemos tenerlo en la web pero sí que se puede comprar) y es muy interesante. Como el propio Jacinto nos dijo el día que nos lo envió: "El libro es útil para cuantos han padecido versiones rigoristas del cristianismo, y en concreto para cuantos han padecido la concepción de la Iglesia de San Pio X (especialmente ensalzada a finales del siglo XX por el Opus Dei), porque muestra el modo en que San Pio X queda excluido de los pontífices cuya enseñanza es recogida por el Catecismo de 1992".
Título: "Metamorfosis del cristianismo". Ensayo sobre la relación entre religión y cultura. Autor: Jacinto Choza. Editorial: Biblioteca Nueva)



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