El Cielo que nos prometía monseñor Josemaría...- Carlos F.
Fecha Monday, 18 May 2009
Tema 010. Testimonios


9 - El Cielo que nos prometía monseñor Josemaría Escrivá a sus “hijos e hijas”

Carlos F., 18 de mayo de 2009

 

William Shakespeare: “La seguridad es la peor enemiga de los mortales”

Máximo Gorki: “El miedo es tan saludable para el espíritu como el baño lo es para el cuerpo”

 

El premio por pertenecer a la Obra de Dios, según Monseñor decía, consistiría  en “la felicidad en esta vida y una dicha inconmensurable en el Cielo”. Sobre la primera parte del “premio”,  la felicidad en esta vida” ya he hablado en mi anterior escrito nº 7

 

Hoy, en este pequeño escrito, voy a hacer algunas reflexiones sobre la segunda parte del “premio” ya que apenas se trata en ningún sitio y conviene a qué atenerse...



Premio” que, según Monseñor y los sacerdotes del Opus Dei, nos será negado a los que no hemos perseverado en el Opus Dei ya que al abandonar la “niñez espiritual” y haber decidido tomar las riendas de nuestra vida espiritual como personas adultas nos condenaremos en el Infierno eterno por “infieles”,… ¡qué fuerte!... de risa ¡vamos!

 

Monseñor y sus directivos más allegados consideraban y siguen considerando, con total seguridad, de que solo los miembros del Opus Dei tienen garantizado un alto puesto en el Cielo y que, por tanto, pertenecer a esta Organización y colaborar con ella es una inversión a “plazo eterno”. Lo que no dicen es que, en estos momentos, solo hay unos ochenta y cinco mil miembros del Opus Dei en el mundo (si es que los hay), mientras que hay más  de mil quinientos millones (*) de personas seguidoras de un profeta llamado Jesús, Hijo de Dios, de diferentes confesiones cristianas, y que emplean la Biblia como su “camino” aunque, eso si, con errores, virtudes y defectos, pero a las que los directivos de O.D., en su orgullo, consideran incapaces de llegar al Cielo cristiano, o, de que si llegan, cómo mucho y con mucha suerte, solo podrán aspirar a ocupar puestos en el “gallinero del teatro” del Cielo

 

* Cifra no comprobada rigurosamente por mi parte

 

La verdad es que de la “vida eterna” y del Cielo, sabemos muy poco, solo los profetas bíblicos del Antiguo Testamento nos desvelaron algo de cómo es, ya que, por ejemplo, Job fue raptado por encargo de Yahvé y llevado al Cielo en un carro de fuego conducido por ángeles pero el problema es que al ser devuelto a la Tierra “no tenía palabras para describir como era el Cielo” solo supo decir que es un estado de inmensa felicidad que  se obtiene contemplando a Dios y cantando salmos con “maravillosas músicas celestiales ”, así pues… poca cosa nos dijo.

 

Jesucristo, a pesar de ser Hijo de Dios, no dijo del Cielo “ni esta boca es mía”, solo habló de la existencia del “Reino de los cielos”, pero no explicó mucho más.

 

Monseñor Josemaría Escrivá decía que los miembros fieles del Opus Dei estarían destinados a ocupar altos puestos la derecha del Padre, no sabemos si de él o del Padre celestial y por supuesto junto a los querubines y serafines y de los ángeles y arcángeles que están destinados a contribuir a la inmensa felicidad del Cielo. Pero... hay un pero, las personas humanas somos creación de Dios y por tanto su reflejo y si damos la vuelta al calcetín y como tal decimos que el Cielo es un reflejo de lo que pasa en la Tierra, (y todos sabemos lo que pasa en ella), y es que, aunque poco sabemos del Cielo y lo poco por el Antiguo Testamento, sí sabemos de que en el Cielo hubo sus más y sus menos, como lo de que Luzbell el Magnífico, príncipe de los Arcángeles celestiales quiso dar un golpe de estado y derrocar a Yahvé con un ejército de Ángeles seguidores y como no pudieron, fueron desterrados para siempre del Cielo y mandados a los infiernos donde Luzbell se convirtió en el maligno  Lucifer y los Ángeles disidentes en Demonios y… esto… ¿habrá vuelto a pasar en otras ocasiones posteriormente en el Cielo y acaso lo desconocemos?, la verdad es que desde la época de los profetas judíos del Antiguo Testamento, hace 3.000 años, nadie nos ha dicho nada. Así pues, ¡a ver con qué nos encontraremos!, y eso de que los humanos podamos  tratar de “tú a tú” a los Serafines y Querubines, Ángeles y Arcángeles pienso que es mejor ir a lo nuestro, es decir “gozar de la dicha inconmensurable” como decía Monseñor y dejar a esos seres tranquilos… no sé… digo yo, son cosas mías.

 

Pero de todas maneras,  algo debería saber San Josemaría Escrivá cuando hablaba del Cielo y lo decía muy seguro (*), él era un gran admirador de santa Teresa de Jesús, monja española de la provincia de Castilla (en su juventud Teresa de Cepeda y Ahumada, hija de padres judíos acomodados y cultos conversos al catolicismo), siglo XVI, reformadora de la orden religiosa de las “Carmelitas” que por lo que ella misma escribía en sus libros tenía unos arrebatos y éxtasis místicos con Jesucristo, algo impresionantes. No sé,…  igual, Monseñor que también decía tener intensas revelaciones divinas sabía bastante más del Cielo de lo que contaba pero tampoco dijo nada, salvo lo de la “dicha inconmensurable”.

 

* Los altos superiores del Opus Dei de mi época (grados 7º y 8º de la Secta), nos decían en las tertulias para numerarios directivos (de grados 5º y 6ª) con objeto de estimularnos y de que estuviésemos orgullos de nuestra pertenencia a la Organización sobre que monseñor Josemaría era en realidad Jesucristo reencarnado en su segunda venida (¡!), algo sabrían también ellos, digo yo.

 

El profeta árabe Abu l-Qasim Muhammad (más conocido en el castellano español como Mahoma) fundador del Islam, relató un Paraíso muy sensitivo (una especie de resort caribeño de esos donde te precintan en la muñeca una pulsera de plástico de  “todo pagado” y en los que te dan unos masajes en las playas paradisíacas en los que “flipas”). Paraíso en donde los hombres viven en oasis y playas y en donde pueden tener todo tipo de satisfacciones sensuales y sexuales servidos por las huríes, cohortes de mujeres.  ¡Cómo será de bueno el Paraíso musulmán que hay seguidores que se suicidan haciendo estallar bombas para matar a los infieles para así para llegar cuanto antes a él!. Lo que pasa es que el Paraíso musulmán, no está homologado por la Iglesia católica. 

 

Dejando ironías aparte, la conclusión a la que llego es que “la Vida eterna y el Cielo es cuestión de Fe” y que la Fe “es creer en lo que no vemos” y que las personas adultas podemos encontrar, por nosotras mismas, algunas respuestas a esos misterios. Una buena praxis es la de abrir nuestro ordenador personal para escribir en él lo que examinamos en nuestras conciencias y en nuestro corazón, hablando directamente con Dios e incluso recriminándole cariñosamente y no tan cariñosamente cuando no se porta bien y nos fastidia, no hay que olvidar que somos “hijos e hijas suyos y de estirpe divina”, desechando pues la idea de que necesitamos de “santones” o de “gurús” o de sectas o de “padres monseñores josemarías” o de prelados “don javieres”, o de directores espirituales, etc. para tratar a través de ellos con Dios y encontrar el “camino” hacia El. Para ello está el Nuevo Testamento y los rituales de la Iglesia católica o los de cualquier otra religión cristiana, caminos asequibles y cercanos a las personas cristianas.

 

Pero bueno, lo anterior son ideas mías y como tal deben tomarse, aunque basadas en cosas que nos han contado como ciertas.

 

Video sobre la mortificación, de gran tradición en la Iglesia católica y una de las practicas comunes en el Opus Dei:

http://www.youtube.com/watch?v=YCCD0LVjU34

 

Video sobre una entrevista a Miguel Fisac, arquitecto, íntimo colaborador de Monseñor Josemaría en los primeros tiempos de la Obra y que sufrió lo suyo para dejar el Opus Dei:

http://www.youtube.com/watch?v=SxJdq-V5iuQ

 

Escrito por Carlos F.

 

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