Malhijo, yo te tiendo una mano. Conste que tu relato me produjo ternura y simpatía nada más leerte y no vengo aquí simplemente como reacción a Toti, Marta y Supo. Yo he metido demasiadas veces la pata en este bendito lugar así que a ver si empiezo a saber ser cauta y tolerante.

Cada quien tiene todo el derecho del mundo a sentir y a contar su propia experiencia. Todas son igualmente válidas.

 Supo, los bienes  espirituales no se agotan pero hay que contar con la limitación humana. El otro día precisamente me contaban de una madre con 9 hijos que se va a llevar a la tumba el dolor del desconocimiento de sus hijos del medio por no haber tenido literalmente tiempo para ellos. Son válidas la experiencias de Toti y Marta, por supuesto!, pero también la de Malhijo. Y yo me identifico mucho con ella también. Mi familia no ha sido opus pero creo que esa negatividad y ese miedo, esa permanente sensación de culpa ha sido un fruto de la iglesia en esos años. Y todos sabemos que el Opus Dei ha sido y es aun más radical en ese modo de entender el cristianismo, hecho de voluntarismos, miedos y negaciones.

En mis años de numeraria atendiendo la labor de San Gabriel he conocido varias familias numerosas bien sufrientes por el error opusino de meterse en las camas de todos los supernumerarios para que no cesara la procreación, ajenos a la responsabilidad y libertad personal de la pareja. Esto también es una realidad, aunque a Toti y a Marta les vaya bien o coincidan con los modos de la obra y no se sientan agredidos. Aquí también tenemos ejemplos de hijos de supernumerarios que se han sentido rechazados o han sufrido lo indecible por disentir de sus padres o caer tempranamente en las redes de la obra y quedarse sin vida propia. Me vienen de pronto hasta 4 nombres de esos. Pienso que Malhijo es bien poco parcial en su descripción de las familia relacionadas con la obra. Más bien pienso que los que habéis “saltado” contra él sois la excepción.

Le animo a Malhijo a que se sienta bien, cambie de nombre y dé gracias Dios de verdad por haber descubierto la felicidad que es lo mismo que descubrir a Dios. Muchas  veces pienso cuando leo a tantos que se dicen agnósticos que lo que les pasa es que han perdido, una vez más ¡gracias a Dios!, la visión opus de la vida espiritual. No te sientas mal, sino da gracias!!

Un fuerte abrazo para ti, para todos y especialmente para Tolosa. No somos frescos ni dejados, somos muy limitados, Isabel.