Qué poco sabía de la obra mientras estuve allí. Qué poco sabía cuando me fui.

Después de siete años podría decir que sé algo más, o bastante más, depende de lo que me quede por conocer, aunque estoy casi segura de que nadie sabe a ciencia cierta qué es el opusdei.

Cuando me fui no tenía una opinión ni buena ni mala. Me fui porque dejé de compartir sus ideas. Me fui únicamente pensando en lo que yo quería. Irme.

Ahora, con el paso de los años y con los "datos" que tengo y que nunca tuve a lo largo de veintidos años, digo que ojalá desaparezca la obra, algo que tiempo atrás nunca me había planteado.

Para mí la obra fue una forma de pasar por la vida. Una vida llena de normas, costumbres, criterios, papeles y notas. Bendiciones y comilonas los días de fiesta. Trabajo y más trabajo. Apostolado de plástico, amistad interesada, proselitismo patético.

Hoy quiero que el opus desaparezca porque lo creo cínico, hipócrita, mentiroso, egoista, interesado.

Ojalá desaparezca aunque no muy de prisa, porque hay gente totalmente "dependiente", inmadura, sin posibilidades o con muy pocas, de aprender a respirar el air puro.

Después de haber leido tanto, de haber escuchado tantas historias, de haber visto lo que he visto, mi deseo es que el opusdei pase a la historia, porque cambiar, no creo que cambie.

Yo creo que el opusdeí sería incapaz de exitir sin controlar la vida de la gente. El opus nació para decir lo que estaba bien y lo que estaba mal, lo que hay que creer y lo que no. Nació para decir donde está el demonio, para no dejar caer en la tentación. Nació para ser obedecido siempre. El opus siempre tiene la razón y es poseedor de la verdad. Los demás se equivocan.

El opus tiene tanto hábito o vicio de mandar, que quiere seguir dando órdenes a los que se fueron. A una amiga que fue numeraria auxiliar muchos años, una directora de la delegación le prohibió pasar por las calles donde hubiera centros de la obra. Mujer que hoy tiene cuarenta años y que está casada hace ya unos cuantos. Al amigo de una persona que fue agregada más de la mitad de su vida, le prohibió que durmiera en casa de ésta. Patético.

Hablando hace poco con un muy buen amigo mío que fue numerario durante un porrón de años sobre las distintas instituciones y asociaciones de la iglesia, salió el tema de los abusos sexuales. Yo le dije que nunca habia escuchado nada sobre este tema en el opusdei. El me sonrió. Me contó que estando en un centro, un día le dio un fuerte dolor de cabeza. El subdirector lo acompañó a su habitación y se encargó de "cuidarlo". Me dijo que supo de más casos. También me contó que lo que más le dolió no fue el hecho en sí. Lo que le dejó hecho polvo fue, que al confesarse, el sacerdote le dijo que estaba mintiendo.

¿La obra madre? Una madre no deja tirados a sus hijos más rebeldes, o más listos, o más enfermos, que por las circunstancias que sean abandonan el nido, ni lo empujan a salir de él.

No he oido decir nunca a una madre "para mi este hijo no existió"

Para la obra los que se van son algo así como portadores de virus de los que hay que alejarse. Cuanto más lejos mejor. A veces tirados a la calle como muñecos rotos, a veces sin dinero, sin medios, con futuros muy inciertos.

La obra quita y pone. Ordena y manda. "Ahora aquí, ahora allí" "No pienses, no digas, "no comentes". "Hazte amiga de ésta o de aquella que parece que promete". Dios quiere que los hombres le amen. El opus quiere 500 vocaciones, sea como sea. Ni 499, ni 501.

Me cuesta creer que después de tantos testimonios, de tanta historia grotesca, de tantos hechos sin nombre haya gente que se empeñe en defender la obra. Me cuesta mucho entenderlo. La única explicación que le encuentro es que estén ciegas o sordas, como lo estuve yo durante tanto tiempo.

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