Como empezó a interesarme la música clásica.- Maripaz
Fecha Monday, 20 April 2009
Tema 010. Testimonios


Hola de nuevo,

 

haciendo de nuevo un poco de memoria, recordaba alguna aventura más de mi paso por la administración y me gustaría compartirla con vosotros.

 

Cuando vivia en la administración de un Colegio Mayor, algunas veces sobre todo por la noche, me acercaba a recoger a la portería el enorme cesto de los calcetines de los residentes, ayudando así a la portera que sola, no podía hacerlo.

 

Era como a una hora después de la cena de la residencia. Una noche escuché maravillada, las notas de un piano que provenían del salón de actos que daba pared con pared de un hermoso túnel interior, que unía la residencia con la administración. En mi ignorancia, no sabia describir si las notas desafinaban o no. Entonces, me parecía la música más maravillosa del mundo...



Después de un dia intenso de trabajo, sin ver la luz del sol, una persona joven como era yo, entonces, se podía sentir feliz con cualquier pequeña cosa; pero además, me encantaba el piano.

 

Todas las noches, la encargada del planchero acudía a recoger la ropa ya planchada o cosida que la portera, a lo largo del dia, había preparado. Se recogía así la zona para el dia siguiente, antes que la directora cerrase la puerta de comunicación. (Más adelante se mantenía cerrada todo el dia, dejando incomunicada del resto de mundo y de la casa a la pobre chica que ejercía ese trabajo, habia venido una nota de Roma, según nos dijeron).

 

Siguiendo con mis recuerdos, observé que casi todas las noches se escuchaba al anónimo pianista que llenaba de ilusión y alimentaba mi espiritu con su arte musical, los últimos momentos de mi trabajoso dia. Era como una cita secreta, entre mi pianista y yo...

 

Cada noche, acudía fielmente a recoger la ropa. Siempre luchaba por ir yó. A veces, solícitamente, alguna otra se brindaba a hacerlo y no estaba dispuesta a dejarla.

 

Se estableció así, un rito cada anochecer, donde mi espiritu artístico  se deleitaba con aquellos sonidos, que resultaban una recompensa para mi cansado cuerpo, ávido de sensaciones, distintas y nuevas.

 

Allí nació mi amor por la música clásica y gracias a una numeraria entendida, cuando de vez en cuando, nos dejaban poner el tocadiscos, empecé a interesarme por las más bellas sonatas y sus estupendos intérpretes.

 

Me encantaba Chopin, sus nocturnos de manera espacialísima, pero tambien, los valses, preludios y mazurcas... Descubrí a Beethoven, y sus maravillosas sinfonias. Aquella numeraria, supo abrir ante mí, un mundo mágico, desconocido hasta entonces. Todavía hoy, le estoy tremendamente agradecida...  

 

Yo mantenia en secreto los conciertos de piano al anochecer, si lo hubiera contado, se habrían acabado, pensando quizá mi directora, que el pecado, podia traspasar las paredes del salón de actos, donde un residente, tan ingenuo como yo, hacia prácticas de su carrera de piano. No habria tenido tiempo el pobre, en todo el dia... los encargos apostólicos y demás zarandajas, se lo habrían impedido seguramente.  

 

Un dia, sirviendo el comedor, (como no era sorda) escuché mientras servia el primer plato, a un esquelético muchacho, contarle al comensal más cercano, lo contento que estaba con sus clases de piano... puse mi afilado oido mientras le miraba de reojo, pensando ¿será éste mi pianista?

 

Nunca lo llegué a saber, podia llegar a ser una curiosidad malsana... por entonces, mi vocación de numeraria auxiliar llenaba mi vida, totalmente.

 

Pero, le estoy agradecida para siempre al estudiante de piano, que sin saberlo nunca, me introdujo en ese maravilloso mundo.

 

Un saludo y hasta la próxima

 

MariPaz







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