Este escrito no pretende más que ser un breve comentario acerca del tema planteado en el escrito de Diego María S. Bustamante (viernes 3 de abril). Aunque no soy cónsul, trataré de ser diplomático ;).
Enhorabuena, Diego María, por tu proceso de recuperación, y por tu satisfactoria situación actual, exenta de traumas y pesares.
Me gustaría animarte a que compartieras esa experiencia, con la que puedes contribuir a la recuperación de otros que pasan por el mismo proceso que tú pasaste. No pongas un punto final a tus comunicaciones, seguro que algunos agradecen tu contribución. Ese proceso puede ser más o menos liviano o traumático, pero hay personas a las que les cuesta mucho desprenderse de esa mochila y rehacer sus vidas, y que agradecerán ejemplos positivos y optimistas. Quizás también les resulte útil a madres y padres preocupados por las consecuencias que el paso por Opus Dei pueda dejar en sus hijos.
Por otra parte, yo prefiero valorar el trabajo y el esfuerzo de tantas personas en esta web, con el que dan la oportunidad de conocer cómo son las cosas, antes durante y después de pasar por Opus Dei. Es distinto de “comerse el coco por los siglos de los siglos”, lo veo más como un gesto de libertad de unos y de solidaridad con otros, que no existía cuando tú o yo sufrimos (poco o mucho, según) durante nuestro proceso de desvinculación con OD.
Quizás sea un buen intento para crear los puentes que propone Morfeo (3 de abril 2009). Ánimo.
Luisgen