Mi historia (III). Camino a la oscuridad.- Txiqui
Fecha Wednesday, 01 April 2009
Tema 010. Testimonios


Mi Historia (III). Camino a la oscuridad

Txiqui, 1 de abril de 2009

 

 

Una vez pasada la reunión, en casa se respiraba paz y confianza en que el tema de la salida de mi hermana se haría con criterios de conveniencia.

 

A la semana siguiente recibí una invitación para conocer el Centro de universitarias. Allí vivían una serie de personas que resultaron muy acogedoras y simpáticas. La directora me propuso que como no tenia nada que hacer en aquellos días fuera ayudar a una convivencia de gente mas joven en otra ciudad...



La verdad es que tenia por costumbre ir de convivencias con los Scout, no me pareció raro y me dispuse a marchar.

 

Se trataba de un edificio destinado durante el curso a colegio. No había un exceso de practicas religiosas y era muy leve. Había unas cuantas personas de aquella provincia y otras de mi ciudad con las que continuamos viéndonos durante mucho tiempo después.

 

Cuando volví todo eran amabilidades y recibí una invitación para ir una tarde de sábado.

 

Al llegar, se me pidió que ayudara a otra que acababa de llegar a hacer la cena mientras ellas iban a algo llamado “circulo”. Seguro que sabían que me gustaba la cocina.  Parece una tontería pero este hecho te hace adquirir una cierta intimidad, me sentía confiada.

 

Una de las técnicas que se siguen en la captación de personas es pedirles que hagan alguna cosa, así consiguen involucrarte, interesándose en todo lo que te pueda gustar. Poco a poco me iba introduciendo en aquel mundo e instintivamente rechazando algunas cosas del mío. A partir de entonces empezamos a discutir con mi novio, que estaba en la fase de buscar trabajo.

 

Mi hermana y yo parábamos poco por casa, el ambiente empezó a enrarecerse, mi madre se enfadaba a menudo .

 

A esas alturas yo ya estaba al loro con la dirección espiritual había mucha sintonía, que aún hoy creo que era sincera. La numeraria “amiga” veía mi indecisión respecto al tema de una boda mas o menos cercana, que en particular me infundía mucho respeto ya que deseaba estudiar otra carrera. Todas estas circunstancias provocaban en mi interior una tensión  que se agriaba por momentos cada vez que nos reuníamos con mi novio.

 

El propio sacerdote me planteaba que lo mío era una vida dedicada a Dios de más vuelos. Yo, persona muy reservada para estos temas nada le decía a la “amiga numeraria” que por fin un día se destapó haciendo la proposición. No salí corriendo pero no me veía capaz de dar ese paso, aunque ya tenia el gusanillo dentro.

 

Por fin un día me decido a plantar el novio, que se llevó un disgusto de muerte. Siempre me he arrepentido de la manera en que lo traté, enviándole una carta y añadiendo que no me llamara. Nadie me dijo que aquello estaba mal, que no era necesario. Luego comprendí que la mayoría de las cosas se hacen “pese a quien pese” y “a pesar de los pesares”. Este comportamiento inmoral no hubiera sido permitido por ninguna orden religiosa. Y… eso también a espaldas de mis padres, “no convenía”…

 

Ni mi propia hermana sabia absolutamente nada.

 

Aún así yo no daba el paso que tardó en llegar dos meses.

 

Por fin un mañana de niebla a las siete me fui para el centro para asistir a Misa y escribir la carta, para mi se habían cerrado todas las puertas, pensaba que no tenia otro remedio, que era la única manera de vivir de cara a Dios y sacar partido de mi vida.

Tras los análisis reglamentarios y el reconocimiento médico entré en un mundo desconocido. Hacía 6 meses que conocía la obra.

 

Hasta pronto, que Dios os cuide!

Txiqui

 

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