Descubrimiento de la obra (V).- Oldie
Fecha Wednesday, 25 March 2009
Tema 010. Testimonios


Durante todos estos dias que no he entrado a la web (porque estaba descompuesta mi computadora) descubrí que aunque mi testimonio no es tan fuerte como muchos de aquí, para mí si ha sido importante sacar todo lo que siento por dentro, porque no es tan fácil poder hablar con alguien que no ha pasado por lo mismo, y a decir verdad me ha ayudado como no tienen idea porque ya no siento esos malestares físicos que sentía por no poder desahogarme con nadie.

El decir GRACIAS con mayúsculas se me hace muy pobre como para poder expresar todo el bien que me ha hecho el conocer esta página, ha sido la primera en toda mi vida que he sentido sincera y sobre todo que me da la confianza de poder abrir mi corazón.

Escrito lo anterior, paso a seguir relatando mi experiencia dentro de la obra.

Las explicaciones que me daban con respecto a las señoras que no podía darles clases se me hicieron muy fuera de lugar o simplemente cortaba la supernumeraria la conversación porque a la mejor ni ella misma sabía el por qué?.

Tuve una operación de los ojos y dejé de ir cierto tiempo a los círculos, pero eso no fue impedimento para que dejaran de recibir su aportación ya que la directora vino hasta mi casa para recoger dicho dinero, aunque para eso necesitó de casi 4 horas para venir y para regresar al centro.

Al regreso se puso a platicar conmigo una supernumeraria que iba en mi círculo como si fuera muy casual su conversación pero al final de ella me "sugirió" que me cortara el pelo ya que así me vería mucho mejor. No lo traía ni muy largo ni muy corto, pero se me hizo muy extraño que me lo dijera, sin embargo, le hice caso pensando en que a la mejor sí cambiaría mi aspecto para mejorar, el día que llegué con el pelo cortado, de lejos ella me dió su aprobación y ya no hubo ningún contacto con ella en ningún sentido. Ahora que recuerdo, todas pero absolutamente todas tienen el pelo corto, hasta las cooperadoras que van a los retiros mensuales, menos una, que a decir verdad, su forma de vestir y de peinarse no iba de acuerdo con el estilo del centro, pero a ella nunca le han dicho nada porque tiene cargos muy importantes dentro de la obra.

Había una numeraria que era muy especial porque era muy estricta, cuando nos daba los círculos, no le gustaba que llegaran tarde y azotando la puerta, no quería que salieran a confesarse mientras daba su clase y tampoco se apegaba a los horarios de los círculos, que deberían de ser de 45 minutos y ella los daba de una hora y media más o menos.

Ahí fue donde me empecé a dar cuenta de que me sentía mal estando más tiempo del debido porque empezaba a sudar y a sentir que me faltaba el aire, tenía deseos de salir corriendo porque algo me pesaba y me desesperaba mucho.

Le hice el comentario a la persona con la que hacía la plática y no me contestó nada y según esto iba a hablar con la directora para que ajustara el horario como debía ser, pero esto nunca pasó. En realidad yo misma me regañaba por sentirme así ya que si ellas me estaban enseñando a ser mejor persona no debía sentir nada de esto. Ahora que no me siento tan presionada he ido analizando todos esos síntomas que tenía y llego a la conclusión de que algo dentro de mí me pedía a gritos que hiciera algo o simplemente que pusiera atención a lo que sentía, pero como siempre acallaba mi conciencia y seguí asistiendo.

Le avisé a la persona con la que hacía mi charla que dejaría de ir un tiempo al centro porque mi madre se había puesto muy grave y debía estar con ella, por supuesto que me pusieron muchos pretextos para que no dejara de ir, hasta esta persona me dijo que cuando su madre se enfermó le pusieron una enfermera y cuando se alivió la llevaron a una casa de retiro para personas mayores porque ni ella ni sus hermanos podían cuidarla y que ella creía que era mejor que yo hiciera lo mismo con mi madre. Por supuesto que no acepté. De todos modos no había día que no me hablara para preguntar por la salud de mi madre, tanto ella como otra supernumeraria que no quitaba el dedo del renglón diciendo que todo lo que estaba pasando se lo ofreciera a Dios y que era una prueba más que El me mandaba para ver cómo era que yo reaccionaría.

Me sentía mal por el estado físico de mi madre, pero más por la presión que ejercían en mí en el sentido de Dios. No había necesidad de que a cada rato me repitieran que eran pruebas de Dios para saber cómo iba a reaccionar, yo no necesitaba de eso sino de una palabra de consuelo y que me hicieran sentir menos triste, pero eso no ocurrió.

 oldie

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