Estimadísima Costanza.

Noto en tu escrito esa tristeza de la persona que se ha marchado de su casa o de la que creía su casa. Al igual que tu no ha sido una cosa fácil el marcharse, si bien es cierto no han insistido mucho, yo hace ya meses que tomé la decisión y mas obligado que por voluntad propia.

Al igual que tu, soy yo el que no reza, el que no lucha por la santidad diaria, el que no encaja o no quieren que encaje, a mi eso de desertor no se han atrevido a decirlo porque igual respondo con las mismas armas que ellos. También he escuchado que no escucho y que no me adapto y que no soy luchador como ellos y por supuesto el toque al pastel, la guinda: no tengo la suficiente madurez.

Eso sí la he tenido durante cuatro años que dediqué al completo a San Rafael, la he tenido cuando daba las charlas a padres, la he tenido cuando daba charlas a jóvenes, eso si cuando alguien me preguntaba sobre vocación y le decía algo que el director no quería que dijese en ese momento no era comprometido ni tan siquiera era lo que tenia que ser...

El problema no es el Opus Dei, son algunas personas fanatizadas por el poder y por creerse Dios o ser Dios, por decidir tu tienes y tu no tienes eso que hace falta para ser de esta casa, para ser familia...  pues bueno mi querida Costanza, que mas da... ahora te puedes sentir dolida, pero el tiempo y la misericordia todo lo olvidan ademas tiene un comienzo y todo un final tu no te santificabas diariamente y yo no era maduro y no hacia cabeza, que mas da siempre es la misma disculpa o estas conmigo o estas contra mi, ademas siempre la culpa es del otro...

Un saludo.

Casper