Querida Ana:

Anoche mirando la pagina de Opuslibros que sigo atentamente, me impacta profundamente el encuentro con tu foto. Me preguntaba a menudo que habría sido de ti, y al final he recibido respuesta.

Ahora mismo creo que no sabrás quien soy, hace muchos años que salí del ambiente.  Es posible que en su momento tuvieras noticias . Hemos vivido en el mismo centro  de universitarias. Yo era adscrita y tu secretaria del Consejo Local.

Siento, reconozco tu dolor como mi dolor , y aunque nuestra herencia de afecto dentro de la mala posada haya sido tan negativa, siempre he guardado en mi corazón la riqueza acumulada de los buenos deseos de  personas concretas que he tenido alrededor. Creo que el Opus ha tenido en sus manos un material humano de la mejor calidad y lo ha malbaratado para llegar a ninguna parte.

Aquel tiempo ha quedado fijo en mi memoria, puedo todavía recordar detalles muy pequeños, también tuyos.

Por ejemplo, no me extraña que alguien tuviera envidia de tu aspecto físico, porque la verdad eras objetivamente una de las chicas mas guapas y estilosas que circulaban por Zaragoza. Lo que ocurre es que las medianías son mas cómodas. Se adivinaba tu gran lucha interior para cumplimentar las expectativas con tu poca edad.

Yo me fui al año siguiente del centro de estudios (lo pongo en minúscula dado que no tiene reconocimiento académico de ningún tipo)

Hay un momento en la vida de cada uno de los que estamos en estas páginas en que hemos de tomar una decisión, con mucho miedo, asumiendo el gran riesgo de abandonarlos… Y digo abandonarlos, porque hasta la mala compañía nos parece imprescindible.

En mi caso, ya contaré… en parte para ti, Ana-luna y compañeros de viaje. Gracias al sufrimiento de otros decidí no colaborar siguiendo en una institución que permitía el “mal objetivo” en muchas personas. Ironías del destino…. para los que no tienen maleta.

Desde aquí, al otro lado del mar pero también con vistas, estoy a tu disposición. Agustina tiene mi nombre y mail.

Recibe un fuerte abrazo

Txiqui