Deseo apoyar la optimista tesis sostenida por María Angustias Moreno en su reciente escrito No es verdad que ya no haya que hacer (16.03.2009). También yo soy de la opinión de que se pueden eliminar de la Iglesia los graves errores que cometen instituciones como el Opus Dei.

Recientemente, el papa Benedicto XVI ha escrito una carta, dirigida a los obispos de la Iglesia Católica, a propósito de la remisión de la excomunión de los cuatro obispos consagrados por el arzobispo Lefebvre. En esa carta, del 10 de marzo de 2009, el papa analiza la vehemente discusión que en muchos sectores eclesiales se ha levantado a consecuencia de la iniciativa pontificia de levantar la excomunión –el  21 de enero de 2009– a esos obispos excomulgados desde el 2 de julio de 1988.

No es este el momento de analizar todo el contenido de la carta de Benedicto XVI, pero sí de detenerse en un párrafo en el que el papa alude a la importancia de Internet. Benedicto XVI lamenta que su iniciativa se sobrepusiera cronológicamente a las polémicas suscitadas por el caso Williamson. Y, haciendo algo de autocrítica, el papa reconoce que, si él y sus colaboradores de la Santa Sede hubieran seguido por Internet las noticias referentes al caso Williamson, hubieran evitado a tiempo la desafortunada coincidencia de ambas situaciones.

El papa escribe en su carta: «Que esta superposición de dos procesos contrapuestos haya sucedido y, durante algún tiempo, haya enturbiado la paz entre cristianos y judíos, así como también la paz dentro de la Iglesia, es algo que sólo puedo lamentar profundamente. Me han dicho que seguir con atención las noticias accesibles por Internet habría dado la posibilidad de conocer a tiempo el problema. De ello saco la lección de que, en el futuro, en la Santa Sede deberemos prestar más atención a esta fuente de noticias».

En efecto, si la Santa Sede leyera con atención la fuente de noticias que es Internet, conocería páginas web como Opuslibros y se informaría a su debido tiempo de lo que de veras pasa en la vida interna de la Obra. El papa Benedicto XVI acierta de lleno aprendiendo esa lección, y por eso le convendrá aplicarla a casos concretos como el de los graves errores que se cometen en la vida interna del Opus Dei, errores que esta institución oculta en su “versión oficial”, llena de inexactitudes y falsedades.

Josef Knecht