El Evangelio de Marcos nos trae una revelación: “Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.”

Siempre me he preguntado a qué habitación se refiere Marcos y pensaba yo que si me encerraba en mi habitación física y repetía oraciones de memoria era lo mismo que repetirlas en el oratorio, en la ermita o en donde fuere. ¿Por qué especificar que es mejor mi habitación? Si además, en mi habitación veía mi cama y eso me tentaba a dormirme.

Pasados los años, viviendo cosas diferentes y teniendo casi olvidado ese párrafo del Evangelio, la respuesta vino a mi a través de Isabel Sala:

“En el corazón habita la conciencia, que es Dios, la voz de Dios. Pero Dios, ya lo dicen las Escrituras, habla en voz muy baja, y para darse cuenta de que te está hablando, hay que ser capaz de tener silencio interior. Y si además de darte cuenta de que te habla quieres entender qué te dice, todavía más silencio.”

Y entonces entendí que la “habitación” de la que habla el Señor no es la habitación física, sino ese espacio de intimidad entre Dios y uno: el corazón. Ese único lugar que es absolutamente mío y está en mi más estricto secreto porque nadie puede saber con certeza lo que pasa por mi corazón, sólo Dios y yo.

Con esta idea vuelvo a leer el Evangelio: “cuando vayas a orar, entra en tu corazón y, sin interferencias de nada ni de nadie, habla con tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te hablará”.

Si estás pensando en la “renovación”, este 19 de marzo, respira profundamente, conéctate con tu corazón, deja ir los pensamientos y los conceptos que otros te han dado, entra en tu aposento – entra en tu corazón- cierra la puerta para que no entre ninguna otra persona, institución, concepto o decisión, y pregúntale al Señor: ¿qué hago ahora? Y tu Padre (nuestro Padre) que ve en lo secreto, hablará

contigo.

Que seas capaz de escuchar y de no tener miedo a seguir lo que te dice el corazón.

Saludos a todos.

Emevé