El mundo sin el Opus Dei.- SY
Fecha Monday, 16 March 2009
Tema 010. Testimonios


Voy en el metro y al escuchar una canción solo pude pensar en la Cólera. Resentimiento. Humillación. Ganas de gritar. Ante la frustración de no poder hacer nada después de haber querido darlo todo y que ese todo a uno le sea devuelto con un "gracias, pero no gracias;" hierve en las venas una fuerza que lo deja a uno débil y triste. Aunque pasan los años y parece como si el tema fue superado hace ya bastante tiempo y hace ya bastantes amores; son canciones, imágenes o personas las que activan emociones casi muertas y aparentemente enterradas.

¿Cómo fuera el mundo sin el Opus Dei? Probablemente fuera igual o bastante similar. Y ¿qué es lo que pudiera calmar ese coraje? En momentos de desesperación uno les desea hasta el peor de los males. Y al final, en el escenario del más salvaje e instintivo acto de venganza uno se los imagina muertos y enterrados como el peor acto de humillación.

¿Qué pasaría si esto de verás sucediera? Regidos bajo las leyes de ese mismo escenario la verdad es que ese hecho no va a devolver ninguna de las ilusiones inocentes (o no tan inocentes) que fueron infladas para luego ser reventadas como globos de fiesta al dejar la institución. Esa es la realidad. Nada, ni la más sentida y reparadora disculpa va a cerrar esas heridas sin antes dejar bien marcadas las cicatrices.

Es por eso que no queda de otra que escoger otros caminos, dejar que el tiempo siga desgastando los recuerdos y que nuevas gentes nos vayan echando azúcar al corazón. Y en el momento en que la inspiración se termina de disolver en nada, se cae en la cuenta que seguir pensando en el Opus Dei no tiene más punto que racionalizar las emociones, haciéndolas encajar en la lógica para que queden grabadas en la mente como una parte más de los hechos de la historia personal de cada quién.

No se trata de olvidar, se trata de ver hacia atrás sin sentir nada de tal forma que al escuchar aquellas canciones, ver esas imágenes o encontrarnos con algunas personas; no haya más reacción que la instintiva de ver hacia a adelante con una sonrisa sincera, con el corazón lijero de peso y con enormes ganas de vivir. Por lo menos así me bajo del metro.

SY









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