El Tabor y el Golgota. Sobre la Pasión (y II).- Salvador
Fecha Sunday, 18 April 2004
Tema 090. Espiritualidad y ascética


El Tabor y el Golgota. Sobre la Pasión (y II)

Para completar el correo de 13-4-04, con tardanza a causa del trabajo, quería referirme a la teología "del Tabor", y de las espiritualidades que se derivan. Ya Flavia en 16-04-04 hace referencia a ello cuando cita a S. Juan de la Cruz.

Los dos misterios (dogmas), específicamente cristianos de la Trinidad y la redención en y por Jesus el Cristo, generan teologías (teorías) diferentes que, a su vez, conllevan espiritualidades (prácticas) diferentes como intuía Avila (6-4-04).

Sin embargo, la gran escuela de espiritualidad tabórica no se encuentra en Occidente, representada por los contemplativos de los padres del desierto, el Carmelo y vivida en comunidades monásticas, como puede pensarse del correo de Flavia, sino que es la vivida por la Iglesia Ortodoxa, la llamada Filocalia.

La descubrí, mediante la última expresión de la Filocalia, el "relato del pelegrino ruso" (publicada a principios de siglo XX), en el cuento de "Zooey" de J.D. Salinger ("Franny y Zooey"). El cuento trata de un hermano trata de curar de una neurosis a su hermana que, a su vez, la trata con la oración del pelegrino ruso.

La filocalia describe lo "espiritual" como lo que tiene siempre una buena opinión de las cosas, de ellas siempre piensa bellamente, favorablemente.

Algunas espiritualidades derivadas del Gólgota pueden acabar afirmando que "aquello que hay en mi es un celo por las almas que me devora" o "cualquier fuego o entusiasmo ávido de algo". En ese sentido la Pasión de Gibson da "carnaza". Los del Tabor pueden decir que "aquello que hay en mi no es sino el agua que actua y que habla". Una espiritual cuyo mejor decorado son los espacios abiertos (el jardín, el mar, la montaña).

La teología que subyace en el tipo de espiritualidad que, (en Occidente el mejor representante es S. Juan de la Cruz), es que una cosa es la esencia o naturaleza divina, inaccesible e incomunicable, y otra las energías, increadas, que dimana. Los hombres podemos participar (como vía de salvación) en esas energías que se identifican con la luz increada que proviene de Cristo transfigurado (el Tabor) y que comunica a todo el universo (es decir, el aspecto cosmológico, ecológico diríamos hoy, tan olvidado en Occidente).

¿Cómo participar de esa luz tabórica? Mediante la oración ininterrumpida. Pero aquí difieren la praxis espirituales. La Filocalia rechaza el pensar que lo esencial es hacer una ascesis rigurosa, ayunar hasta el límite de las fuerzas, reducir el sueño al extremo, practicar mortificaciones corporales dramáticas, realizar reflexiones o concebir pensamientos de gran elevación. Entiende que siguiendo por esta senda no se llegará a ningún progreso y se suele caer en peligrosas ilusiones (una de las irrealidades de las que escribía E.B.E en 15-4-04). Rechaza hacer progresos en la oración, o en la vida de piedad, esforzándose a excitar la sensibilidad o la imaginación, aplicándolas a las cosas espirituales, con la finalidad de experimentar sentimientos ardientes de fervor y de amor a Dios. En definitiva, que no compartiría la finalidad de la película de Gibson, y los usos que Felipe y Atp explican en 13-4-04, entre otros correos.

El planteamiento es el contrario: sobriedad y oración monológica. Se presenta como el camino "corto y facil" que conduce al fin "sin pena ni dolor" (aunque con autodisciplina mental, física y de corazón).

San Josemaría escribe lo opuesto en Camino: "la oración del cristiano nunca es monólogo" y que "orar es hablar con Dios. Pero, ¿de qué? De El, de ti: alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, ambiciones nobles, preocupacions diarias... ¡flaquezas!". En definitiva, parecía que aspiraba -si no es que los practicaba- a aquellos dialogos del párroco Don Camilo con Dios de la serie de novelas, best-sellers de los 60 y 70, de Giovanni Guareschi. Y que contribuía a disociaciones enormes del yo porque esa oración encubría que el gran protagonista era "uno mismo y sus cosas o cosas relacionadas con la Obra". (E.B.E: la relación de "éxitos, fracasos y ambiciones" en la oración confirma tu tesis del "exitismo" cuyo antecedente se lee en el escrito de la web "Valer o no valer").

Hay una cita de S. Juan de la Cruz más ilustrativa que la que menciona Flavia, y que sirve de contrapunto a la de Camino, que es cuando le escribía a Ana de Jesús: "la mayor necesidad que tenemos es de callar a este gran Dios con el apetito y con la lengua, cuyo lenguaje que él oye solo, es el callado de amor".

Sea la oración invocación o comunión interior, lo más definitorio es el anhelo del alma, del corazón para que se despierte lo divino que hay en nosotros y que no nos pertenece. Sin esa actitud del alma, del corazón, que puede hacerse publica o privadamente, en lugares de culto o fuera de ellos, en palabras, en silencio, por un pensamiento o acción, no hay oración verdadera.

La Filocalia es precisamente la exclusión de toda imaginación y discursos interiores en la oración; es un método físico-espiritual parecido al zen pues ese anhelo del corazón y el alma por acceder al Jesús tabórico, cuando se reza, es concentrarse en una sola palabra o frase invocatoria (oración monológica o en silencio) acompañandose de una respiración desde el estómago. (Quien no vea la relación entre físico y emociones puede hacer la prueba de estar casi un minuto en posición fetal-oratorio y experimentar lo que provoca y luego otro minuto en la silla con las piernas completamente estiradas y con los brazos tambien estirados, siguiendo el cuerpo, por encima de las hombros. Para los que no saben respirar por el estómago el aprendizaje más rápido es estirarse en el suelo y ponerse un libro encima del bajo vientre. Mediante la respiración, casi originada a la altura del coxis, el libro se tiene que levantar y bajar al ritmo de la respiración. Una vez acostumbrado no es dificil hacerlo sentado o de pie).

La visión de "la Pasión" de Gibson en que se ve a Cleofás, como lider, y su corte de eclesiaticos, decidiendo primero, insistiendo luego,y por fin, asegurandose con su presencia física, la muerte de Jesus algunos la ven como el "tufillo" antijudío. No lo veo así. Yo hago una lectura "anticlerical": quienes condenaron a Jesús fue el poder eclesiastico judío dirigido por saduceos; la iglesia judía por decirlo francamente. ¡Hasta un laico como Pilatos tenía mejor criterio!. Por eso, concluyo, parafraseando a Churchill, que la religión es algo demasiado serio para dejarlo en manos de clérigos o gente con mentalidad eclesiastica.

Hay que recordar que Abraham, Moises, la mayoría de los profetas mayores como Jeremías (al que los clérigos intentaron matar), de algunos menores y, desde luego, Jesús (Sumo Sacerdote, es decir Mediador, pero no intermediario), no eran clérigos. Lo "sacerdotal" se define como "mediación" entre lo humano y divino. Lo "eclesiastico" es la deformación que convierte al sacerdote en "intermediario", es decir en comisionistas de lo divino. En definitiva, lo que practican lo que he llamado "fe eclesiasitica" o "las barcas". Me parece plausible pensar que si Jesús volviera hoy los "eclesiasticos" intentarían cargárselo.

Ese me parece el peligro de la película: que una mentalidad "eclesiastica" (sea la que sea) use, abusando, de una realidad, un hecho central para los cristianos, que, más o menos, fue como describe Gibson.

Salvador.







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