Discernimiento de las vocaciones (VI).- Ruta
Fecha Monday, 16 February 2009
Tema 050. Proselitismo, vocación


Discernimiento de las vocaciones de adultos

 

Por jacques  delarue, Rector del Seminario de Vocaciones de adultos. París.

 

 

Las aptitudes.

 

Disposiciones de carácter y disposiciones morales.

Existen, por último, en un plano simplemente humano, un cierto número de disposiciones de carácter y disposiciones morales que de­ben hacer del candidato al sacerdocio, a la medida de su edad, un hombre y un hombre honrado, que haya encontrado ya su puesto en la existencia. Nunca es conveniente orientar con demasiada rapidez hacia el seminario a alguien cuya situación está mal definida. Al principio yo creía que siempre se podía probar, puesto que no se comprometía ninguna situación; ahora invitaría más bien a comenzar por elegir una profesión u oficio; a veces el mero hecho de haber hallado el puesto en la existencia, esfuma la idea de vocación, que no era, en el fondo, más que la búsqueda de una situación...



 

Quien piensa en el sacerdocio, debe haber hallado primero en plena vida un equilibrio suficiente y suficientemente estable; los cambios demasiado frecuentes de centro de enseñanza o de situación profe­sional, si no están verdaderamente justificados son, por lo general, inquietantes: la vida sacerdotal exigirá otra estabilidad.

En un hombre adulto no podemos contentarnos con veleidades de adolescente; debe dar pruebas de una voluntad firme y perseverante, capaz de llevar a cabo lo que emprende, independientemente de las impresiones y de los sentimientos del momento, sin dejarse desanimar por los fracasos inevitables. Debe ser capaz, otra cualidad esencial, de trabajar con otros —los grandes ases, esos hombres que lo hacen todo en una parroquia, que lo hacen todo solos, suele creerse que se­rán después magníficos sacerdotes, —yo no lo creo en absoluto—; debe ser capaz de someterse libremente, como un hombre, a quienes tienen autoridad sobre él, sabiendo colaborar realmente con todos los que participan en la misma tarea. Creo que es interesante compro­bar estas aptitudes tanto en el plano profesional como en el plano de las actividades, apostólicas o de otra naturaleza; esto es muy im­portante.

Finalmente, aun cuando en el medio, profesional o escolar, en que vive, se tenga una noción muy insuficiente de la honradez y de la leal­tad, sería de desear que el candidato se afirme en él por la nitidez de sus reacciones en este terreno elemental; que sea él quien dice la verdad, y él la persona con quien se puede contar, que tenga la confianza de todos.

 

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