Directoras y directores (VI).- Calandria
Fecha Wednesday, 04 February 2009
Tema 900. Sin clasificar


La oveja negra quería que en su redil las cosas marcharan según las directrices que el Pastor Grande había dado y comenzó su tarea tratando de dar buen ejemplo con su vida ordinaria. Seguía manteniendo largas conversaciones con el Ser Supremo y con el Pastor Grande. Trataba con ellos sobre los temas que veía que no correspondían a las enseñanzas que ella había recibido.

 

Se preguntaba, si el redil siempre estaría al día, -según la formación que había recibido aprendió que el Redil estaría siempre de acuerdo a los tiempos, que estaría al día con los avances que se producirían en toda sociedad moderna-, porque actualmente como que estaba desfasado en el tiempo. Mientras los pastores locales, le parecía, no vivían el “aggiornamento” la oveja se preocupaba de estar al día en todo. Le dolía no poder conversar de sus puntos de vista opinables con los pastores porque no tenía cabida y esto la ponía triste. Sólo lo conversaba con su Amor y eso la tranquilizaba, lo conversaba también con otras ovejas ajenas a su redil, que eran sus amigas y eso la ponía contenta, pero con las ovejas que estaban junto a ella apenas si hablaba de sus gustos y aficiones, sentía que no le hacían eco y eso la incomodaba.  Debía ser paciente, el Ser Supremo arreglaría las cosas como El solo sabía hacerlo.

 

Parecía que en el redil había crisis -ella ya había pasado la suya- ella se había dedicado a hacer lo mejor posible, según su capacidad, la Obra del Pastor Grande, pero tuvo muchas dificultades de toda índole… de entendimiento con las otras ovejas y con los pastores locales, de faltas de claridad, qué nebuloso era todo a su alrededor! 

 

Ella sabía que debía hablar, debía preguntar cuando tuviese alguna duda y así lo hacía, pero no le daban respuesta, todo era un absoluto mutismo. Para mayor asombro, debía traer a otras ovejas al redil, al mismo redil en el que ella había sufrido tanto… todo era tan contradictorio!... había temporadas en que el pastor de “turno” se daba cuenta de su situación y trataba de enmendarla, de que lo pase bien, pero muchos de ellos lo hacían con falta de tino, dada su inexperiencia. La oveja, de veras, agradecía los esfuerzos y quería a los pastores inexpertos y a las otras ovejas, pero había iniciado una forma de vida, distinta. Comenzó a hacer lo que a ella le parecía más conveniente para su vida, para su salud, para su vida espiritual. Conversaba con el pastor de esto, siempre había conversado con el pastor de “turno” de sus cosas, de sus sufrimientos y siempre le habían dado la razón. También hablaba de sus alegrías y de sus gustos, y siempre estaban de acuerdo. Con lo cual la oveja que ya era adulta vivió como siempre había querido vivir: con libertad y con entrega, con la verdadera libertad y con la verdadera entrega.

 

Calandria

 

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