Lo cierto es que antes había más interés por la presencia de gente de la Obra en medios de comunicación. En Colombia hubo revistas, agencias de prensa y programadora de TV manejadas por gente de la Obra, hasta comienzos de los 90, cuando don Álvaro ordenó que todo eso se fuera vendiendo o cerrando.

Quizá se quiso centrar el apostolado de la opinión pública en la formación de periodistas y no en la existencia de medios de comunicación manejados por gente de la Obra. Aquí se fortaleció mucho la facultad de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de la Sabana (obra corporativa), mientras se iba desestimulando la creación de medios o su manejo por parte de socios de la Obra. A decir verdad, esta facultad tiene bastante prestigio en el país y hay egresados de ella en casi todos los medios.

Los directores de mi época (décadas del 70 y el 80) tenían muy poca idea de lo que pasaba en el mundo de los medios. Algunos numerarios que se acercaban a la radio en ejercicio de su libérrima voluntad profesional, eran invitados a retirarse de ella y a centrar su ejercicio profesional en la universidad. Incluso en años posteriores un numerario muy famoso en el país (sale mucho en revistas y en la TV) llegó a tener cartel en la radio, pero pronto fue requerido como Decano de la Facultad de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de la Sabana.

Además, no es casual que la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, aparte de las carreras eclesiásticas tradicionales, Filosofía, Teología, Historia de la Iglesia, Derecho Canónico, ofrezca ahora la carrera de Comunicación Institucional.

Todo esto coincide en buena parte con las políticas generales y el giro que ha ido dando la Obra. Menos presencia en la calle y más concentración en las obras corporativas dedicadas a la educación.

GÓMEZ