Estoy leyendo con fruición el último libro de Isabel de Armas: Josémaría Escrivá y Pedro Arrupe: cara y cruz ¿de una misma Iglesia? En el capítulo X, Isabel expone un concepto, el de “Opus Dei sociológico”, que me atrevo a relacionar con lo que Gervasio denominó mundillo en su reciente artículo “Santidad en el mundo y en el mundillo” (21.01.2209).
Bajo esas dos denominaciones sendos autores se están refiriendo a lo mismo, sólo que la terminología de Isabel de Armas (“Opus Dei sociológico”) es más académica que la de mundillo de Gervasio, más bien coloquial. Sí, desde el punto de vista sociológico conviene distinguir entre dos realidades algo distintas, pero íntimamente entrelazadas: 1) el Opus Dei propiamente dicho, que se circunscribe al ámbito estrictamente jurídico de la prelatura personal de la Santa Cruz y Opus Dei y a los socios de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, y 2) el Opus Dei sociológico o mundillo, que es una realidad social bastante más amplia y flexible que la del ámbito jurídico.
A esta amplia realidad social algunos periodistas la denominan en latín Octopus Dei (o “pulpo de Dios”). Es una metáfora que plasma muy bien la realidad de lo que significa: el saco del pulpo u octópodo representa el Opus Dei propiamente dicho, y el animal completo (saco, ocho tentáculos y sus ventosas) representa el Opus Dei sociológico o mundillo. Este mundillo es muy variopinto: personas vinculadas a las instituciones educativas de la Obra (labores corporativas y labores personales), a la Clínica Universitaria de Navarra, a las Escuelas Familiares Agrarias; algunos parientes o familiares de los miembros de la Prelatura y de los socios de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz; también abarca las redes con las que la Obra consigue financiación económica (el IESE o el IPADE, por ejemplo), así como todos los más variados campos de influencia de política civil y eclesiástica que beneficia al Opus Dei propiamente dicho. Además, como bien puntualiza Isabel de Armas en su libro, el Opus Dei sociológico es el mundillo en que se desarrolla la devoción popular a san Josemaría; fuera de ese mundillo ningún católico tiene devoción por ese santo, ni siquiera en Navarra ni en Aragón ni en Madrid ni en Roma (menciono estas regiones y ciudades por ser las más destacadas en la vida de san Josemaría).
En fin, recomiendo vivamente la lectura del libro de Isabel de Armas, que de manera sistemática y ordenada aporta documentada información sobre la vida y el pensamiento de Josemaría Escrivá y de Pedro Arrupe.
Josef Knecht
