El Opus Dei es en mi opinion una gran obra que ha dado y da gloria a Dios, con excelentes personas en sus filas, a la que agradezco la formación recibida y los buenos amigos con los que coincido de cabeza y corazón.
Una vez dicho esto tengo que decir también que en la cruz de esta moneda hay aspectos de seguramente deben ser depurados. Se puede amar a alguien o a algo, sin por ello encontrarlo todo perfecto.
La captación de nuevos miembros y su vocación al Opus Dei no puede ampararse en la voluntad de Dios manifestada al miembro de la obra que dirige o trata a una persona, que debe aceptarla por la gracia de estado de aquel. Es Dios quien llama de forma personal a un alma, que libremente, con la madurez requerida, dice si o no. No vale decir a alguien que tiene vocación porque el director así lo ha visto, y que si no te haces de la obra o la abandonas traicionas a Dios, es una afirmación que excede toda medida y que llega a utilizar a Dios.
La dirección espiritual no puede traspasar la intimidad ni ir mas allá de la conciencia del dirigido, de modo que existen ámbitos que no deben ser expuestos, que pertenecen a la relación personal de cada alma con su creador.
La caridad con los miembros de la obra y con los que no lo son, debe ser como mínimo la caridad cristiana, aunque decidan dejar el Opus Dei. No se puede dejar de amar a quien es nuestro hermano, aunque no comparta nuestra vocación. Amaras a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.
No se puede mentir ni disfrazar la verdad u ocultarla para lo consideramos un buen fin o mayor bien. Dios es la Verdad y se goza en la verdad. Existe un mandamiento claro al respecto, no dirás falsos testimonios ni mentiras. No vale considerar venial cualquier mentira y mortal cualquier mal pensamiento, no guarda ninguna proporcionalidad.
Aristóteles