Hola a todos:

El escrito de Gervasio, como todos los suyos, me ha parecido muy interesante.

Ciertamente el Opus Dei tiene, según mi parecer, aspectos positivos, pero también otros que dañan la humanidad de las personas, especialmente si uno se integra de una forma intensa en su estructura. Creo que lo mejor en la Obra es estar lejos de culaquier militancia: o sea es mejor ser cooperador que supernumerario, y esto, mejor que numerario.

Cuando uno lee folletos que tratan sobre la espiritualidad de la Obra, de forma general queda interesado, ya que una espirtualidad laical es una necesidad de la Iglesia actual. Sin embargo, cuando uno pide su ingreso en la Obra con una disponibilidad total, descubre que el trabajo ordinario que antes hacía, ahora se complica por la necesidad de asistir a retiros, conviviencias y cumplir unas normas piadosas que llenan toda la jornada. A esto debe sumarse la actividad apostólica fuera del propio trabajo y de tipo misional. O sea que todo se complica, y lo que debería ser catapulta espiritual se convierte en lastre y pesadez.  Para mi lo peor es perder la propia libertad, ya no hay intimidad, ya no hay proyectos: todo debe estar supeditado a los directores. A esto se le llama "entrega". Yo creo que es una desintegración del propio yo en benefico de la realidad llamada Opus Dei.

No  estoy de acuerdo en que el yo deba ser destruido, ya que sin  el yo no somos nada. Otra cosa es el egoismo, pero esto es harina de otro costal. Por esto la afirmación de Monseñor Escrivà de que los cristianos no tienen derechos, me parece terrible, ya que deja a la persona a la intemperie, sometida a cualquier tipo de fuerza, sin capacidad de reaccionar y defenderse.

Seríamos muy ilusos si creyéramos que todo lo que viene de los directores es bueno. Yo he visto "mucha mala leche" procedente de la Delegación, Comisión etc.  Estar en manos de los directores es esto: estar en manos de fulanito y menganito, pero no de Dios.

No quiero extenderme, pero la afirmación del fundador de la Obra: ningún derecho, que transcribe Nacho, y que es pan de cada día en la vida opusdeiana, creo que es uno de los lados más oscuros y peligrosos de la Obra.

Un saludo.

Rocaberti