Pasaba por aquí a desear felices pascuas y me encuentro con las atroces palabras de Chispita hacia Inés por haber dado su opinión. 

Resulta que a Chispita ya me lo había topado yo tiempo atrás cuando lo de los ex buenos y los ex malos. Y resulta que si por alguien de aquí siento algo especial en lo humano y hasta en lo divino y si por alguien estoy yo dispuesto a partirme la cara es por Inés, mira tú por donde.

Claro, que la perspectiva de tener que vérmelas con Chispita recién salido de un trance de esos de los suyos que igual hasta se le inyectan los ojos en sangre para llamarle a uno hachedepé sólo minutos después de haber anotado minuciosamente en la agenda el último edulcorado "pensamiento"  que piensa enviar a la web, envuelto todo él en celofanes con reflejos dorados y destellos de purpurina, remedando el brillo de la Gracia que ha de rescatar a los descarriados y tornarlos a la paz de Dios...  Admítaseme que la situación se me antoje incómoda y más en las condiciones que estamos con la boca llena de polvorones.

Pero para lo que yo quiero que Chispita tenga un momentito no es para discutir ni para ponerme de parte de nadie, es porque quiero ayudarle. De verdad, quiero ayudarle a recobrar su identidad. Porque Chispita parece que la ha perdido como se cuenta que Peter Pan perdió su sombra. Y digo esto porque la respuesta de Chispita a Inés me ha revelado una personalidad muy distinta de la que reflejan sus "pensamientos".  Y eso me preocupa, porque, o jugamos todos a ser justos y benéficos y a cantar sin desmayo las albanzas del Señor, o nos ponemos todos en plan y rompemos la baraja.

Entonces, yo ahora lo que le pido a Chispita es que reflexione, que repase, por ejemplo, los deseos de paz y felicidad que nos brindó a todos para el 2008, y que haga un pequeñísimo esfuerzo por llevarlos a término. 

¡Ea, y feliz Navidad!

Kaiser