La estética de uno solo.- ALF
Fecha Monday, 22 December 2008
Tema 100. Aspectos sociológicos


Hola a todos. Encuentro acertadísimo y muy bien ilustrado el correo de Beren Erchamion. Recrea los ambientes, describe las instancias tal cual las observé yo, lo cual me hace pensar que no sólo hay un "común denominador", sino que contra todo pronóstico del santo, el numerador era único también.
 
La estética opusina es, sin duda, una estética impersonal. O mejor dicho, era y sigue siendo la éstética de Jose Maria Escrivá. Lo que para algunos miembros "nómadas", numerarios que por los avatares de la vida tuvieron que vivir en centros muy diveros, era un indicio de tranquilidad, de status quo, para otros era una monotonía aburridísima, agobiante, eterna. Digo esto porque hay a quienes le gustaba encontrar lo mismo allí donde fuera, para sentirse como en casa. El mismo juego de cafeteras, la misma ornamentación en los oratorios, una similar cubertería en la mesa, etc.
 
Es impropio de un hogar que no albergara detalles, improntas, manifestaciones, incluso estridencias, de aquellos que lo componen. Yo no puedo decir que eso sea una familia o un hogar. Incluso en la milicia, siguiendo con las categorías, existe una mayor policromía.
 
Recuerdo una conversación espontánea en el comedor del centro de estudios a propósito de la vestimenta de todos nosotros. Concluimos aquella sobremesa ironizando sobre nosotros mismos. Aceptábamos consciente pero irreflexivamente el uniformismo, puesto que nos convenía para nuestra perfecta e indiscutible identificacion como miembro del Opus Dei. Lo sabíamos y lo conveníamos, pero nadie quiso desde aquel momento replantearselo y querer ser distinto.  Nuestros pantalones chinos, nuestros náuticos y el jersey de punto, marcaban un límite ellos-los demas y nosotros, siendo nosotros aparentemente normales. La cosa es que la uniformidad, lejos de pasar desapercibida, resulta mas que llamativa.
 
Si bien, de todo cuanto ha significado Beren, discrepo con él en algunas cuestiones. Una por ejemplo, que la estética opusina sea una estética pretenciosa. Para mí sería pretenciosa si quisiera aparentar señorío cuando no lo tiene, y no dudo que en la obra haya algo de señorío, pero de ahí a que todo el abiente esté impregnado de tal cosa resulta de lo más tedioso. Así que más que una etética pretenciosa, que aparente ser lo que no es, es una estética "a propósito".
 
Otra de mis discrepancias viene con la estética de los sentimientos. Dice Beren que "era el mejor el que menos corazón tenía y el que más insensible en su proceder". A mí me parece que era mejor el más neutral. El que nunca se mostraba eufórico, lo cual era síntoma de descontrol, y el que nunca se mostraba abatido, lo cual era síntoma de debilidad.
 
Con todo, y como dice un filósofo jesuita, "ética es etiqueta". Lo bueno,  lo de buen espíritu, es el cuidado en las formas, la preocupación estética; en definitiva, la etiqueta. Todo esto es lo que cuenta, y todo esto es lo que resulta en la prelatura. Es una estética empobrecida y decadente. No habría pregunta mas antiestética para un numerario que preguntarse a uno mismo por qué viste como viste y por qué le gusta lo que le gusta. Lo peor es que difícilmente tenga respuesta para ello, y para qué preocuparse, si la obra ya la le ha resuelto esa procupación.
 
Un saludo,
 
ALF







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