Carta de Navidad de Javier Echevarría a los miembros del Opus Dei.- Agustina
Fecha Monday, 22 December 2008
Tema 070. Costumbres y Praxis


 La fotocopia del original que se publica no tiene mucha calidad, pero se copia a continuación la trascripción de la carta que el prelado ha enviado a sus "hijos" por Navidad. Esta carta no la han colocado en su web oficial en internet. ¿Será porque pide las 500 vocaciones como si la vocación fuera un objetivo y meta de marketing o será porque es una necesidad urgente para que no se hunda lo poco que queda? ¿No tiene nada que ver el Espíritu Santo y la libertad más intima de ser humano en seguir una vocacion religiosa? ¿Será porque hay que esforzarse en la fraternidad, tan mal vivida en la actualidad, donde en los centros de numerarias y numerarios se pelean, se insultan, se ignoran? ¿Será porque no quieren acudir a "reuniones de familia" o "tertulias" insufribles? ¿Será porque cada vez son más los que tienen "dispensa de vida familia"? Y, como siempre, el enigma... "rezad por mis intenciones". ¿Cuáles son sus intenciones? dígaselo, por lo menos a "sus hijos", para que sepan por qué y para qué rezan. El Papa Benedicto XVI, todos los meses, publica cuáles son sus intenciones, no tiene secretos... ¿Va a ser el prelado más que el Papa?.

 

 



 

 

Trascripción:

 

 

 

Navidad, 2008

 

¡Que Jesús Niño me guarde a mis hijas y a mis hijos! Queridísimos: Nos aproximamos a una nueva Navidad, que en esta ocasión se cumple con el marco del año de gracia con que el Santo Padre ha deseado recordar la figura de San Pablo. Los escritos de este apóstol –así como el ejemplo de su vida de Damasco– son una luz clara y penetrante para ayudarnos a contemplar el Verbo encarnado y comprender mejor sus enseñanzas. Su “locura de amor” por Cristo le llevó a identificarse con Él –vivo autem iam non ego, vivit vero in me Christus” – y anunciarlo a todas las gentes.

 

            Por eso, mientras nos preparamos para arrodillarnos, de la mano de la Santísima Virgen, ante Jesús Niño –Primogénito de toda criatura, os vuelvo a insistir en que ahondemos más en esa verdad de que solo Cristo es la razón de nuestra vida y que, si miramos con sus ojos –como nos decía nuestro Padre, hasta lo más pequeño, lo más corriente adquieren verdadero relieve cristiano, su peso y media; y así afrontaremos con más garbo sobrenatural y humano el trabajo, con todo su valor santificante y santificador y nos esforzaremos en la fraternidad, para que crezca cada día; y desarrollaremos un apostolado fecundo y constante.

 

            Intención de cada una, de cada uno, será que el tiempo de Navidad deje huella profunda en el alma. Se cumplirán, si cuidamos las medias horas de oración mental, alimentadas en la riquísima fuente de las meditaciones y de las homilías que nuestro Padre predicó en torno al 25 de diciembre, al año nuevo y a la Epifanía. Llevemos a Belén a la humanidad entera, con el deseo de que hasta en el último rincón de esta tierra nuestra se conozca a Cristo, se le trate y se le ame. Seamos audaces en estas peticiones: ¡los y las 500!

 

            Ayudado por vuestra oración, en los brazos maternales de la Madre de Dios dejo durante la Navidad –y siempre mis intenciones con vuestros deseos sinceros de diaria santidad, de lucha por meternos más en la intimidad de su Hijo, para que también se acreciente nuestro trato con el Padre y con el Espíritu Santo: seamos mujeres y hombres contemplativos y veremos tantas de las muchas maravillas que obra el Señor.

 

            Os envío mi más cariñosa felicitación y os bendigo con San Josemaría y el queridísimo don Álvaro, vuestro Padre

 

+ Javier

 







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