¿Ser feliz? o ¿Vivir la alegría? Cuestión de matices.- La del jersey rojo
Fecha Wednesday, 10 December 2008
Tema 090. Espiritualidad y ascética


Ayer, hablando con una amiga, todavía numeraria (de derecho, que no de hecho), me preguntó: ¿Eres feliz?

 

Y tras aclararle su duda, con resultado afirmativo, añadí: ¿Pero de quién has aprendido esa pregunta? Jamás en la Obra me la hicieron. Jamás, como directora, la hice. Es más, la pregunta “¿eres feliz?”, me hubiera producido alergia, la hubiera calificado de cursi y me hubiera avergonzado de ella, ahogándola con una risa nerviosa.

 

No, en la Obra nadie pregunta si eres feliz...



En el guión para elaborar informes de conciencia, no aparece esa pregunta. En las entrevistas con las directoras, tampoco. Ni en la charla fraterna semanal, ni en el examen del círculo. El tema de la felicidad personal, no importa.

 

Lo que sí importa, ¡o paradoja! Lo que sí te preguntan, lo que sí viene en el examen, lo que sí debe ser tema de oración y de lucha y de lo que debes hablar semanalmente, es: ¿Cómo vives la alegría, que es norma de siempre? (normas de siempre del plan de vida: “mortificación, estudio, trabajo, orden, alegría”)

 

- Es cierto lo que dices, tienes razón. No lo había pensado nunca…, añadió mi amiga. Y si no vives la alegría, tienes que esforzarte hasta que lo consigas.

 

Y seguimos hablando… Estábamos de acuerdo.

 

En la obra, si no estás alegre, es que eres culpable de algo:

 

- O te falta entrega, porque la alegría es consecuencia directa de la entrega

 

- O no vives la Filiación Divina, o no eres humilde (Camino, p. 29), o es culpa de la concupiscencia (Camino, p. 237), o es que no buscas a Dios… (Camino, p. 666)

 

Haz examen para encontrar tu pecado, porque si no eres feliz, es que hay un obstáculo entre Dios y tú (Camino, p. 662). Investiga (Camino, p. 666)

 

Pero investiga y haz el examen que está en el guión, no te salgas de él. Busca en ti la culpa; no la busques fuera. Tú, a tu camino. Persuádete de que no tienes otro (Camino, p. 965)

 

Quiero que estés siempre contento” ¿Qué por qué lo quiero? No es por saberte feliz; el motivo es muy otro: porque la alegría es parte integrante de tu camino (Camino, p. 665) No te hagas ilusiones, lo que quiero, no es tu alegría, no es tu felicidad. Lo que quiero, es que cumplas la letra, eso es lo que verdaderamente quiero.

 

Si eres feliz o no, no importa; es otro tema.

Nadie te preguntará nunca por tu felicidad. No está en el guión.

 

Y al despedirnos, le dije:

 

-Gracias por tu pregunta. Tienes corazón. Te importan los demás. Sabes querer… Vas bien.

 

Y regresé a mi casa en un largo y frío paseo. La noche me hizo evocar otras máximas de Camino:

 

“La alegría en la Obra, tiene las raíces en forma de Cruz” (Camino, p. 758) ¿Y yo que diría que las tiene en forma de amor? Distintos enfoques.

 

Para ellos, la felicidad está en los desprecios (Camino, p. 671), en la injusticia (Camino, p. 672), en la Cruz (Camino, p. 758), en el dolor (Camino, p. 217)

 

Parece que el fundador tenía un problema… Para el resto de los mortales, la felicidad consiste en la sabiduría de saber disfrutar de todas las cosas buenas, agradables y bellas que Dios ha creado para nosotros. Y así, le damos gloria.

 

Y ya, para colmo, el utilitarismo del apóstol, el famoso: caras largas… modales bruscos… (Camino, 661) ¿Cómo es que al ver a una persona en esas condiciones, en vez de acercarse a ella con calor y humanidad, lanza contra ella su áspera crítica? ¿Cómo es que le importa más la imagen, que el motivo de la cara larga? ¿Cómo es que ironiza -aire antipático, facha ridícula- en vez de salir a su encuentro?  Esto es lo que importa: los signos externos, la galería.

 

Estamos en lo de siempre.

¿Ser feliz? o ¿vivir la alegría?

Cuestión de matices…

 

La del jersey rojo







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