Saludos, Orejas y demás participantes y lectores.

Es la segunda vez que escribo en este lugar [primera], y me gustó mucho la respuesta de Emevé y de Nieves, por lo que en común tenemos. O el artículo de Heraldo sobre la fe tras la Obra. Os lo agradezco a tod@s.

Me hizo gracia, Emevé, tu guiño, y te respondo con el mismo ánimo travieso: sí que soy straight (heterosexual, ¿verdad?), sí que tengo un aspecto atractivo (modestia aparte, ¿quién la necesita?), sí que tengo plata para vivir con desahogo y pocas preocupaciones, y alguna novia tengo también ;-). Lamentablemente vivo a un continente y un océano de distancia de Lima. Esa es la pena:-) Otro abrazote para ti.

Hoy quería escribir sobre el dios de la Obra de Dios, pero sin teologías, por favor. Cuando terminé de marcharme de la Obra (es un proceso, no un acto), identifiqué al Dios de la Obra con el Dios del Universo. Craso error, supongo. Pero es lo que me habían enseñado desde que tengo memoria. Y ese ateísmo me acompañó durante muchos años. Mi odio y mi desprecio por ese dios pequeñito y repugnante, por ese dios Tiquismiquis, no me permitía ir más allá. Incluso desde mi ateísmo, no pude evitar alguna vez que se escapara una oración sincera, que pronto reprimía con vergüenza como una debilidad.

No creo que la obra sea de Dios. No creo que su fundador sea santo. No creo que la institución merezca ningún respeto, ni que sus directores sean inocentes por la cantidad de almas en la cuneta que van dejando en su viaje a ninguna parte.

Sí creo que hay fieles de la Prelatura que tienen una fe sincera y un compromiso admirable, y fieles que trabajan y que dan todo lo que tienen y lo que son. Y conozco a algunos de ellos, y son excelentes personas. Y creo que lo son a pesar de la obra. Pero eso es asunto suyo, no mío. Y si tú eres un@ de ell@s, recibe mi afectuoso saludo. Porque tú y quienes son como tú sois los que dais dignidad a todo ese montaje.

Lo que digo es que no vi todo esto hasta que empecé a desenmarañar lo vivido en la Obra. Y que eso fue hace muy poco, relativamente hablando.

Y que aunque sigo siendo ateo (la mayoría de las veces), he aceptado la posibilidad de buscar de nuevo el trato con Dios. Pero ya no será el dios Tiquismiquis, ya nunca más. Mantengo los ojos abiertos (ahora sí) y los oídos alerta (que ya puedo), porque sería estupendo volver a tener Fe. Sería estupendo.

Tengo sed (una sed infinita).
Y no volveré a beber agua estancada.

lobisome